No sabía muy bien como titular éste blog de hoy.

Al final ha sido literalmente, porque en esas distancias se ve hasta lo que no quisiéramos ver.

Hace un par de horas he estado tomando el vermut con unos amig@s, alguien ha preguntado a una de mis amigas por una circunstancia familiar, ella ha respondido con naturalidad aparentemente, sólo aparentemente.

Todos, cada uno a su conversación, pero he visto detrás de unas gafas correr unas lágrimas, es lo que tienen las distancias cortas, me he dado cuenta de que mi amiga estaba llorando amargamente aunque nadie se ha enterado, sólo yo, pero no por ser más mejor, para nada, como se suele decir, sólo porque estaba al lado de ella y esas lágrimas no se me ha escapado ni escondidas detrás de sus gafas.

Cuantas veces nos pasa desapercibido el dolor del otro, cuantas veces preguntamos sin esperar a que nos respondan, vamos a otra charla, a otra pregunta, sin saber que detrás hay dolor o quizá alegría que no damos oportunidad de explicar, preguntamos y nos evadimos de la respuesta…

A eso le llamo yo preguntas obligadas de las que luego no escuchamos la explicación, quizá no queremos saber…

Realmente no sé porqué estoy escribiendo esto, quizá porque me ha dolido profundamente ver a mi amiga llorar sin que nadie se haya enterado.

Quizá porque al final estamos muy solos ante el mundo.

Quizá porque si yo no hubiera estado a su lado físicamente tampoco me habría enterado de sus mejillas mojadas, y esto es lo que más me duele.

Pues eso, espero que siempre, aún detrás de un cristal podamos ver las lágrimas de los demás, y también sus alegrías en el brillo de sus ojos, pero creo que esto sólo pasará el día que dejemos de mirarnos el ombligo y esto lo veo harto difícil.

Va por sus lágrimas, aunque jamás sepa que he escrito esto sólo por ella.

¿tendrá que ser así?, quiero pensar que NO.

Saludos bloguer@s.