Hablo de la Seguridad Social, hablo de nuestro sistema de salud.
Claro está, de manera políticamente correcta, descafeinada, sin nombres aunque me los sé todos, toditos todos, pero paso tristemente y además no quiero enfrentarme a la censura o algo peor.
Supongo todos tenemos alguna queja, supongo nada es perfecto, supongo que hasta que no te encuentras con un problema no hay eso, problema.
Ayer ingresaron a un buen amigo, cuatro meses prácticamente sin poder comer más que purés. Entre prueba y prueba dos, tres semanas con más de lo mismo.
Al fin le han ingresado porque alguien ha visto la luz ¿pero y si ese alguien no la ve?
Y aquí está la que escribe en éste blog, la misma que tituló uno de sus post, CUANDO NOS DESHUMANIZAN, incluso hizo una segunda parte. Para nada tiene que ver mí, digamos problema, con el de mi amigo, pero después de ocho meses y pico, me siento una pelota de ping pong, urgencias es ya como mi segunda casa y creo que seguirá siéndolo.
Y no es de recibo que después de tantos meses en los que me sé ya los pasos a seguir, directamente al hospital, directamente urgencias, al fin cuando deciden hacerte una resonancia, es para últimos de Octubre, el especialista verá esa resonancia si nadie lo remedia en Enero del 2011 fecha de la otra cita.
Ya, me podéis decir que esto es así, que los plazos son largos, que hay cosas peores, lo sé amigos blogueros, pero cuando cada mes escaso tienes un problema que nadie te soluciona porque los unos dicen que no es problema de ellos, y los otros más de los mismo… es para echarse a temblar porque ya no sé en manos de quien estoy.
Algo está fallando, poco presupuesto quizá, recortes, médicos que no tienen muy claro lo que pasa, lo que demonios sea, pero el ciudadano que está pagando su seguridad social debería tener el derecho a tener una explicación en un plazo al menos decente.
Bueno, después de llorar un poco sobre mi teclado y sobre vosotros mis sufridos seguidores, mañana irremediablemente visitaré de nuevo urgencias, sólo que, como alguien me dice, tengo más valor que Diego y yo respondo que ¡menos mal! al menos así no entro en la más absoluta depresión, sólo faltaba.
Saludos blogueros.