Se cumplirá la TRADICIÓN, una vez más aquí estoy como cada año, escribiendo sobre algo que no puedo evitar, que no podemos evitar los que amamos a los animales y pensamos que a los humanos debería quedarnos algo de cordura con respecto a ellos. Pero va a ser que no.

El año pasado coincidió con mi cumpleaños y aunque parezca tonto, o quizá ridículo a algun@s de los que me lean, sentí que no tenía nada que celebrar, porque se estaba cometiendo a las 11 de la mañana una salvajada más de las que nos divierten.

Me importa menos que nada parecer pesada cada año escribiendo sobre esto,  me importa menos que nada  las opiniones de los que enarbolan todo eso de que si comemos carne, que si los mataderos también son terribles, en fin nada que ya no sepamos los que defendemos a los animales. Sé que tenemos que comer pero no matar salvajemente para divertirnos.

Nunca he ido a una manifestación a favor de los animales, nunca he llevado una pancarta por tanto a ningún lugar, mi modo de expresar la pena que damos los seres humanos sólo es a través de unas letras que posiblemente no lea mucha gente y que de cualquier manera no convencerá a ningún partidario de ese festejo o de otros.

Mañana alguien se sentirá orgulloso a caballo con una lanza donde estará ensartado un rabo de toro (Afligido) que no habrá tenido ninguna oportunidad, por mucho que digan los partidarios del festejo que la tiene ¿cuántas veces se ha librado el toro de una muerte tan cruel?

Mañana, como siempre los medios de comunicación pondrán las imágenes de la polémica, las que dejan mucho dinero en el pueblo que supongo es lo que importa al fin y a la postre.

Me pongo a pensar en las cosas que nos importan, que me importan como autora del blog, y me doy cuenta que hace no mucho escribí sobre Somalia, ayer, sobre el 11-S, hoy sobre un toro acorralado que seguro no entenderá nada de toda esa muchedumbre que jalea  y luego le persigue con caballos y lanzas.

Paradojas de una bloguera que necesita decir lo que piensa, y pienso que los animales se matan entre ellos, para sobrevivir, el instinto de la caza es innato en las fieras.

Pero creo que fieras, lo que se dice fieras hay muchas más entre los civilizados pensantes que entre los animales salvajes.

Podría decir mucho más pero creo que ni yo me sentiría mejor ni nada conseguiría ni conseguiré, así que aquí lo dejo con la sensación de impotencia que deja saber que mañana sí o sí un toro cumplirá su destino entre los gritos y algarabía de las personas que presencian año tras año como la tradición se cumple, por encima de todo y de todos.

Saludos blogueros.