Pero lo soy, eso de ser un libro abierto es un poco enojoso a veces ¿Por qué?
Pues porque cuando la gente está acostumbrada a que digas lo que siempre dices, a que hagas lo que siempre haces, el día que te “sales del tiesto” parece ser que casi nadie lo entiende.
Tal parece que debemos ser planos, que si un día nos queremos soltar la melena quieren seguir viéndonos con la coleta puesta.
Estamos tan habituados a ser los de todos los días, a reconocernos por gestos por palabras, a ser eso, previsibles, que cuando algo cambia, ya nos desubican, y nos dicen las consabidas frases de “cuanto has cambiado, no eres la misma”.
Pero sí .somos los mism@s, sólo parece que protestar, no querer oír más estupideces, o decir hasta aquí hemos llegado, a eso ya le llaman sacar los pies del tiesto.
Quiero sacar esos pies de ese tiesto sin que nadie juzgue el porqué lo hago y punto, quiero sacar los pies de ese tiesto que me hace sentir como dentro de aguas turbulentas y atrapada en ellas.
Y quiero soltarme la melena y cometer errores porque no pasa nada por equivocarse alguna vez, y quiero cuando oiga un comentario desagradable contestar defendiendo mi postura, lo mismo que la defiende el del comentario en cuestión.
Y quiero alguna vez mandar callar al que hace el chiste machista y no entiende que cuando he callado ha sido solo por educación, pero no me importa alguna vez perder esa educación.
Y cuando haces todo eso que normalmente no haces, te dicen: Antes no eras así, ¡toma ya!
Dentro de todos nosotros subyace esa otra personalidad que de vez en cuando sale a borbotones, ante la injusticia, ante la tontería, o el pijerio puro y duro
Pero tal parece que sólo se ve eso que la gente quiere ver, un cierto pasotismo, una corrección que cuesta úlceras de estómago, y la verdad, no quiero úlceras.
Así que saco de vez en cuando esos pies de esas aguas turbulentas.
De vez en cuando también suelto mi melena al viento, dejo salir a mi alter ego cada día más, supongo es una buena terapia. Ya vale eso de ser políticamente correcta, ya vale.
Y quiero de vez en cuando decir un taco para hacer callar al estúpido de turno aunque me despeine.
Y como no quiero ser previsible, pero lo soy, pues aquí os dejo el post de hoy, que lo mismo está también un poco “desmelenado”, bueno, lo mismo no, seguro.
¿Alguien se ve reflejado en la entrada de hoy? ¿cuántas veces callamos y no queremos hacerlo? Decírmelo si os place, aquí estaré. Si nada me decís no pasa nada a veces nos cuesta decir lo que queremos, lo que sentimos…incluso otras veces, simplemente no nos da la gana, así de fácil.
Saludos blogueros míos.