Me toca ir a fichar como cada tres meses a mi oficina de empleo.

Y cada vez es más descorazonador.

Y cada vez creo me siento más inútil.

Y cada vez que veo la cifra de desempleados me siento ¿“menos sola”?, vamos, acompañadísima desgraciadamente.

Pero también veo que no me puedo quejar del todo, y creo que los políticos todos ellos, a nivel Europeo, o mundial (en España más, porque la tasa de paro es mayor) no es que no estén preocupados, lo están, pero por  eso de guardar los muebles, y la reputación.  Claro que.. ¿qué reputación?

Y supongo que esas sensaciones entre todas las personas que estamos en esa oficina son parecidas, impotencia, querer tener una nómina que ayude a vivir, sin lujos pero a vivir dignamente. Mientras espero miro sus caras, supongo ellos miran la mía, no sé si hay solidaridad pero si sé que compartimos el mismo deseo:  UN TRABAJO.

Cuando hemos trabajado toda la vida, (casi toda) tal parece que no sabemos estar ociosos, entiendo que hay gente que  sí, que en los buenos tiempos  muchas personas preferían vivir del paro hasta que se agotara, total…alguien nos pasará el sueldo sin trabajar.

Pero los tiempos han cambiado, los que antes se dejaba a los inmigrantes, ahora hay que pegarse para conseguirlo, ahora nos estorban, todo debe ser para los que antes despreciaron trabajos que “no había porque hacer”, estaban ellos, para lo que no estaba a “nuestra altura”.

No sé si me estoy desviando de la charla, pero es la reflexión que me viene a mi mente, mente que se desorienta sabiendo que estoy capacitada para trabajar aún, y no hay forma.

Pero si pienso en la gente joven sin oportunidad pues casi como que me consuelo.

Ellos tienen, deben empezar YA.

Así que, mañana iré a fichar.

Sólo a eso.

Saludos blogueros.