Más allá de lo que estamos viendo y oyendo en este juicio, es terrible la sensación de saber que, al menos de momento, no se ve la salida ni el momento para que esos padres angustiados tengan un poco de paz.
Produce una gran impotencia ver a estas “joyas” contradiciéndose, negando, mintiendo como cosacos.
Se supone que alguno de ellos miente, o posiblemente los tres.
No sé si la justicia se encuentra en este caso atada de pies y manos, ¿pero es esto posible?
Tratar de ponerse en lugar de alguien es muy difícil, pero en esta ocasión aún más.
Como madre que soy pienso en la pesadilla de estos padres, de esta mujer que lleva mucho tiempo sin su hija y sin tener descanso, su descanso sería poder encontrar a su hija muerta ya, si, pero poder enterrarla para ellos es importante y supongo un tormento no saber su paradero y por lo tanto no poder hacerlo.
Poco sabía esta madre, con el sufrimiento grabado en su cara, que cuando pario a su niña con dolor, como parimos todas, unos desalmados años después se la arrebatarían, ocasionando a su corazón de madre, otra clase de dolor, pero más lacerante, porque en este caso no existe la alegría que hay después de un parto, donde damos por bueno el sufrimiento antes del alumbramiento, cuando tenemos a nuestro hij@ en nuestros brazos.
Tiene que ser fácil para estos tres acusados vivir cada día con el recuerdo de la muerte de una chica sin ningún signo de arrepentimiento, y digo que tiene que ser fácil porque de conciencia, nada de nada, con lo cual no hay remordimientos, supuestamente claro, andaré con cuidado con lo que escribo. No entiendo nada sobre leyes, pero más o menos creo, que si no aparece el cuerpo las penas de prisión serán más leves, quizá no es así la cosa, pero si así fuera, está todo más que orquestado presuntamente.
En fin, seguro no he dicho nada que no se haya dicho ya, pero pienso mucho en esos padres, y así he querido expresarlo. Si pudiera hablar con ellos les diría más o menos los mismo, pero no puedo, pero si plasmarlo donde plasmo todo, en mi blog, para bien o para mal, controlando cada entrada y cada post.
No creo en los milagros, pero ojalá existieran y alguno de ellos se le moviera la “conciencia” o las tripas y confesaran donde está Marta.
Ánimo para esos padres, y tragaderas para todos nosotros viendo lo que estamos viendo hace tres años y ahora escenificado como vergüenza nacional
Saludos blogueros.