Cuando mi hijo era pequeño y empezaba el bombardeo publicitario de los juguetes, se sentaba delante de la tele y decía ¡me lo pido!
Se le daba muy bien pedir por esa boquita, mi hija era más moderada.
Voy a imaginar que hago lo mismo.
Sólo que a diferencia de mi hijo yo no sé por dónde empezar.
Cómo madre deseo que ellos, mis hijos, estén bien, y sigan con su trabajo.
Que mi compañero de fatigas, del que voy de la mano hace unos años siga ahí a la verita mía.
Dicho esto.
Quiero y me pido que no se nos acabe la capacidad de amar, de pensar, de mirar a los ojos incluso al que parece invisible, por desgracia cada vez hay más personas a las que no vemos.
Que la tempestad deje paso a la calma, que al final de cualquier túnel podamos ver la luz.
Que la violencia deje paso al respeto y comedimiento.
Que la corrupción se cambie por decencia.
Que nuestros políticos sepan escucharnos, vernos, y obrar en consecuencia.
Que la crítica ácida hacia los demás sepamos aplicarla a nosotros mismo igualmente.
Que nuestro posible bienestar se traduzca en solidaridad para con los demás.
Que la chabacanería reinante deje paso a la cultura e información seria.
Que la soledad no sea la compañera de viaje de nuestros mayores.
Que ninguna mujer tenga que llamar al teléfono 016, que ninguna gafa de sol tenga que ocultar unos ojos tristes y golpeados.
Que los animales sean mirados y tratados como seres vivos que son, y dejemos nosotros de ser los irracionales para con ellos.
Que la salud nos acompañe en el paseo que es la vida, a veces placentero, a veces tormentoso como los tiempos que nos está tocando vivir.
Quedan muchas cosas en el tintero, seguro vosotros podéis añadir muchas más aquí si así lo deseáis.
Siento no haber sido nada original con mis deseos que supongo son los de todos, sólo que esta bloguera aprovecha la oportunidad para plasmarlos en el blog.
Saludos blogueros.