Esas que sentimos cuando escribimos.
Cada página en blanco es una incógnita
A veces las ideas bullen en la cabeza y no sabemos cómo darles forma, juntar todo esas letras de forma coherente no siempre es fácil.
En ocasiones esa pantalla en blanco no se llena de ideas, de frases, estamos idos, desaparecidos, o sea en blanco, nunca mejor dicho.
Pero nuestra mente no para, así que el vacío se llenará más pronto que tarde y volverán a fluir las ideas que volarán en forma de libros, en forma de artículos, poemas, de blogs, de cómics, tebeos, etcétera, el mundo maravilloso de las letras está lleno de genios que algo nos quieren mostrar.
Escribir tiene un poco de temblor, de miedo, de desazón, y un mucho de temor a no saber llegar a quien nos lee.
Es una página abierta para todos los demás con lo que ello conlleva.
Pero supongo que es mucho más, esa sensación agradable de plasmar lo que sale de nuestros pensamientos, lo que inventamos, lo que soñamos.
Cuando leemos un libro escapamos por un tiempo a ese lugar dónde el autor quiere llevarnos, a través de sus pensamientos o imaginación.
Cuando un escrito llega a los lectores deja ya de ser parte del que lo ha escrito, así lo pienso, quizá estoy equivocada, creo que es como cuando un hijo ya vuela por sí mismo y a partir de ahí ya que la suerte le acompañe, en el caso que nos ocupa, en lectores, en ventas…
Decepcionamos, gustamos, nos quieren, nos odian, o les damos lo mismo a los lectores, pero seguro que a nadie deja indiferente lo que alguien escribió/escribe, ayer, hoy, mañana porque es su pasión, su trabajo, o su hobby.
Saludos blogueros.