La fiesta de Reyes me ha hecho recordar…
Hace muuuuuuchos años, en un lugar del País Vasco, de cuyo nombre si quiero acordarme, había una casa donde convivíamos varias personas, entre ellas mi prima, creo que dos años menor que yo, y digo creo porque a lo largo de los años nunca supe la edad que tenía/tiene, despues de un tiempo ya no preguntamos, es de mal gusto dicen, eso de preguntar la edad, cosa que me parece una gilipollez, la pregunta y el ocultarlo.
Noche de Reyes, hacía al menos dos años que Cari sabía ese secreto precioso que guardan los padres pero muy discreta yo, jamás dije nada en mi círculo de amiguitos, aunque sé algunos lo intuían. Pero hete aquí que mi prima era inocente, inocente.
Pues una noche de Reyes, en la habitación con mi prima ella diciéndome que teníamos que dormirnos pronto porque llegaban y no podíamos estar despiertas, pero resulta que aquí una servidora tenía los ojos como platos, así que me cansé de aquella “tontería” y le solté la “amarga verdad”, aún cuando nos vemos alguna vez me lo recuerda, me dice que fui muy cruel, creo que sí, que lo fui, pero mecachis, estaba harta de disimular y de hacerme la panolis.
Por ir de listilla y de chica mala, mi prima tiene ese pequeño resquemor de aquella noche aciaga en que se fueron al traste sus sueños más tiernos, con el tiempo me ha perdonado supongo, pero eso de pasármelo por el morro con bastante frecuencia me hace temer que quizá eso del perdón no me llegará del todo en mucho tiempo, si es que llega. Cosa que por cierto no me traumatiza para nada, supongo que puedo decir en mi descargo que era una niña igual que ella, pero un poco menos inocente y un mucho más malísima.
En fin blogueros, contar este episodio de mi vida infantil me hace corroborar lo que he pensado muchas veces, los niños no son tan tiernos ni inocentes, pueden ser crueles ya lo creo, para muestra mi botón de esa niñez, pero son niños…hemos sido pequeños malvad@s.
Saludos blogueros