La verdad es que no sé muy bien por dónde empezar esta entrada, pero lo que sí sé es que se me sale el vómito, y las vísceras desde esta mañana, lo siento.

Ya he puesto un comentario en la noticia del Norte, como madre, como ciudadana, como persona que no entiende muy bien de qué va esto de la ley.

Soy consciente de que seré igual de previsible con mi pensamientos de ahora porque serán más o menos los mismos que tenemos todos los indignados por tal sentencia, sólo que mi blog me permite decir lo que siento sin ninguna licencia para el perdón para esto sindeseables.

Hace un rato comiendo en casa, le decía a mi marido que no podía ni imaginarme si hubiera sido mi hija, o mi hijo, da igual el género ante tamaña indecencia, tamaño crimen y ocultación.

Los padres solemos preocuparnos en una etapa de la vida, esa hora en que llegan a casa, sólo esperamos que lleguen, ese tiempo fuera de la hora establecida cuando son menores de edad es inquietante, es mirar por la ventana, observar el reloj continuamente, no dormir hasta que les ves en casa.

Todo esto se acabó un 24 de Enero para los padres de Marta.

Y todo empezó a partir de ahí.

A partir de mentiras, de pactos para no abrir la boca, a partir de saber que el principal acusado ya en la cárcel en aquel tiempo tenía seguidoras a tope en las redes sociales, un chico guapete, y sin conciencia dicho sea de paso, y sus seguidoras adolescentes que les quedaba mucho por vivir de la realidad, hemos vivido todos un poco lo que se puede vivir de una agonía de los padres al ver que la justicia no podía aclarar ni obligar a unos niñatos a decir la verdad de, al menos, dónde está el cuerpo.

He visto al padre y al abuelo esta mañana, no a la madre, supongo harta de saber que nunca podrá enterrar lo que quede de su hija, harta de sufrir, harta de que nadie sepa realmente sus pesadillas  de cada día.

Estas criaturitas absueltas en nombre de no sé qué, estarán libres como los pájaros, ni siquiera la jaula de su conciencia les detendrá, no la tienen para decir donde llevaron un cuerpo inerte que alguien estaba esperando en casa.

Las mentiras está claro y la ocultación  a veces tienen premio.

Marta, que mal te salieron los amigos que elegiste…

Pero esto no se queda en Marta, hay mucha gente que tiene personas desaparecidas, sólo que la prioridad de la noticia hace que nos olvidemos un poco de los muchos casos sangrantes que hay por toda la geografía de esta nuestra piel de toro hoy un poco más sangrante que otros días, con estocada, y puntilla.

Saludos blogueros