No hace mucho presencié una desagradable discusión entre una pareja motivada aparentemente por los celos.
Aunque en este caso era el varón el que se subía por las paredes, podía haber sido al revés. Por lo visto a la pareja femenina alguien la había mirado y esto desató las iras del susodicho energúmeno.
Las consabidas frases, a mi mujer no la mira nadie, nadie se queda con ella, voy a ir a por ese tío, etcétera, y la mujer impotente tratando de explicarle entre lágrimas que no había nada de eso, que se lo estaba imaginando, en fin, un poema de escena, muy tremenda y triste pero que me hizo, como casi siempre, hacer mi análisis particular.
Y ahí viene mi pregunta ¿somos una propiedad del otr@?
Mi reflexión me lleva a pensar que este mozo debería sentirte orgulloso si miran a su pareja, y no pensar, ya por defecto, que tiene cornamenta.
Ignoro si esto era algo puntual o el pan nuestro de cada día en sus vidas, me inclino por desgracia a pensar en lo segundo.
Y ocurre que de esos barros, estos lodos dentro de la irracionalidad que son los celos, esos celos que tienen una gran carga de egoísmo, de maltrato sicológico, y cuya misión es bajar la autoestima de la víctima hasta dejarla al nivel de una cucaracha.
Y a lo peor ocurre que esto quizá lo asuma la mujer como algo natural cuando ya esté cansada de escenitas como la que describo.
Quizá su lugar sea una urna que el otro/otra abra a su antojo para exhibirla sólo cuando convenga.
Hay quien piensa, dentro de las mismas víctimas de los celos que eso es una muestra de amor, gran equivocación, esa muestra de “amor” puede acabar ya se sabe cómo.
Nadie es propiedad de nadie, ni un trofeo que se ha ganado en una cacería, o en un concurso, nadie.
Los trofeos son para tenerlos en una vitrina expuesto a los ojos de los demás, son cosas inanimadas, las personas nunca podremos ser eso, la libertad, el espacio, el aire que respiramos, es sagrado, o debería de serlo.
Qué pena no poder haber soltado todo esto a ese individuo que provocó lágrimas en unos ojos de mujer, que por cierto se puso unas gafas para ocultarlas ¿recordáis la charla sobre las gafas de sol? Supe en ese momento que escribiría sobre esto la pena es que seguro este personaje, no lee estas cosas no vaya a ser que se sienta culpable, y seguro eso no entra en sus planes.
Saludos blogueros.