El gran Sabina.

 Se me está haciendo muy largo Agosto, ¿será por el calor?

 Hubo un tiempo en que esta bloguera tenía la lengua muy larga y si, la falda muy corta.

 Pero el tiempo todo lo atempera, la falda baja unos centímetros y la lengua hay que mordérsela alguna vez, claro que también se corre el riesgo de que nos envenenarnos con tal acto  por eso de la mala uva que gastamos.

 Me parece triste tener que ir callando a veces lo que quieres decir, unas veces porque no quieres ofender o mentir y otras, porque ni de lejos nos entenderemos con el interlocutor de turno.

 Pasamos de la falda a los pantalones, tan cómodos ellos, pasamos de hablar mucho a esos silencios que gritan de algún modo para el que quiera escuchar ese silencio.

 Nos decantamos por la prudencia, a veces hasta lo conseguimos, sabiendo que no por mucho hablar tendremos más razón o nos escuchará más gente.

 Pero existe la sensación de impotencia porque en el fondo es bueno expresar lo que se siente, pero no siempre se puede, no siempre y eso cabrea, y eso deja la sensación de que estás sumida en la sombra.

 Pues esta reflexión de hoy viene a cuento de esos silencios que no siempre son buenos por mucho que nos quieran convencer algunos con ese “cállate la boca”, una de las pocas cosas que nos van quedando es expresarnos de un ser humano a otro, si vamos perdiendo esa empatía algo perderemos por el camino.

 Así que atemperada o no, creo seguiré con la lengua larga porque de lo contrario me quedaría en el intento, pero eso sí, contando hasta diez antes para que nadie pueda llamarme bocazas.

 En cuanto a la falda corta, ahí he claudicado, se me ha pasado el arroz para eso, vamos, que no es cuestión… :-)

Saludos blogueros los que quizá estais por ahí al otro del ordenador.

Por cierto no sé porque me ha salido la foto abajo si en la vista previa estaba arriba, en fin…