Ni siquiera he querido escribir el titular de la entrada de hoy con mayúsculas, no me apetece. Más que nada porque las mayúsculas creo que hay que dejárselas a los medios de comunicación, a su audiencia, a su morbo servido, comido y masticado mil veces por la gente que quiere saber detalles terribles.  ¿Para qué?

 Todo esto me recuerda a las niñas de Alcasser, a Marta del Castillo, Jéremy, a la niña Mari Luz, y a tantos quizá un poco más anónimos pero igual de terribles para sus familias.

 Estamos asistiendo a esas cortinas que vienen bien, que surgen en el momento oportuno en el lugar, -en este caso no equivocado- más bien apropiado, mientras se habla de eso no se comentan otras cosas.

 Y hablando de comentar… decimos de todo, nos guiamos de lo que dice la prensa a veces, muchas veces, sensacionalista, de las teles más ídem aún, pedimos pena de muerte, cadena perpetua, guillotina, en fin…

 Todas las situaciones donde hay niños son más llamativas, más sensibles para que opinemos sólo con el corazón, yo soy madre pero procuro pensar que desgraciadamente hay padres y madres a los que les viene grande el nombre, y ante eso nada puedo hacer .

 Me parece increíble que la policía salga en un programa  sensacionalita, uno de tantos,  diciendo opiniones de un caso que aún se está investigando, que una presentadora haya recortado sus vacaciones para atender a la “noticia de las noticias” porque dejará una audiencia que se sale con opiniones bastante gratuitas hasta que no haya resultados verdaderos al 100%, aunque por desgracia casi está ya la crónica anunciada y tal parece no podemos evitar  opinar,  nos es imposible.

 Y ahora caeré en la demagogia, esas vacaciones las hubiera dejado por otra matanza en Siria, por otro tsunami, por los millones de niños que mueren en el mundo de hambre? NOOOO.

 Pero esto, y cuando se pase esto habrá Ruiz Mateos,  Urdangarín,  pero cuanto más morbo mejor que mejor.

 Dicho todo esto, lo de estas criaturas me parece tan terrible… pero no olvidemos que no es el primer caso que sabemos del despecho hombre/mujer que lo paga con los hijos, todo presuntamente.

 Eran muy pequeños, nada tenían que ver con los problemas del padre y la madre, pero parece ser y digo parece, porque aún hay dudas, que alguien tenía que pagar el pato del no entendimiento de dos seres humanos que un día se quisieron y luego dejaron de hacerlo, como la vida misma, pero no siempre, no siempre repito, afortunadamente tiene estas consecuencias.

 No me quiero ni imaginar, no podría, el dolor de la madre, por muy madre que sea yo también más que nada porque no creo en eso de “te comprendo” o” me pongo en tu lugar” ese lugar esta demasiado vacío para que nadie lo ocupe ni siquiera por solidaridad.

 Bueno un apunte que si no lo escribo no me hubiera quedado cómoda, mucha indignación no solo por el caso en sí, también porque veo como se alimentan de carnaza algunos carroñer@s.

 Sé que los carroñeros tienen una misión, alimentarse de los cadáveres, pero ellos lo hacen dignamente es su supervivencia, su misión,  no a los que yo me refiero y no quiero poner nombres ni apellidos. En todo caso es la supervivencia de la cadena de turno, del presentador/presentadora de turno y esto, me da mucho asco y me subleva.

 ¿Quizá somos máscaras detrás de cada opinión, de cada desvergüenza de las que nos alimentamos?, pues quizá.

La vida y muerte al final es un teatro, pero algunas veces verdaderamente trágico y hay gente que quiere hacer un circo de las tragedias. A la vista está.

 Saludos blogueros.