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Cari

El rincón de Cari

Y A TI TE ENCONTRÉ EN LA CALLE

Histéricas, impredecibles, raritas, son algunas de las perlas que escucho a veces cuando se habla de las mujeres. Yo contestaría eso de “y a ti te encontré en la calle”  tal como titulo la entrada de hoy.

Hoy me ha dado por hablar de nosotras, mujeres, madres de vuestros hijos, a las que muchas veces se nos llama marujas, habladoras hasta el infinito en vivo y por teléfono, dicen las malas lenguas que cuando estamos unas cuantas juntas es como un gallinero donde todas hablamos y nadie se escucha, pero eso no es cierto, nos enteramos de todo, con mucho ruido, pero nos enteramos, os lo juro por Snoopy.

También cuentan por ahí que no somos tan fieles amigas como ellos, que nos despellejamos a la primera de cambio, que hablamos más de nuestra privada que el macho ibérico, que lloramos y nos deprimimos con más facilidad. Yo diría que emocionarse y llorar nada tiene de malo. ¿Qué nos deprimimos? Pues claro a eso vosotros, –aparte del gobierno-ayudáis bastante para qué nos vamos a engañar.

Cuando nos preguntáis que nos pasa, solemos decir, nada ,aunque tengamos cara de póquer, pero ese nada quiere decir que algo anda mal y sólo deseamos que ahondéis más en el problema para solucionarlo, no soléis hacerlo casi nunca, pasar de puntillas no suele funcionar..

Nuestra intuición que la tenemos generalmente elevada al cubo, nos dice que es casi imposible que entendáis esa forma de ser femenina que comprendo a veces es desconcertante para vosotros ¿por qué nos os esforzáis más en lugar de quedaros con el desconcierto puesto cual traje nuevo?

Y hablando de trajes, ¿por qué están convencidos muchos que lo nuestro es hablar de trapitos? No hijos, no, hablamos de todo lo divino y lo humano y hasta del gobierno aunque sea menos placentero.

Tópicos y más tópicos  que en muchos casos seguís alimentado aun teniéndonos como compañeras de viaje hace largo tiempo.

Supongo que somos esas que cuidan de vuestros hijos, que intentan cogerles antes de que se caigan, que tratan de haceros felices a vosotros compañeros  sin darse ni gota de importancia aunque no siempre lo consigamos porque,  no somos perfectas. Mujer y perfecta, ya sería el colmo, -cómo dije en otro escrito-, perfecto sólo está en el diccionario, si hablamos de seres humanos, mujer en este caso para más señas.

¡Qué contenta estoy de ser mujer con sus maravillosas consecuencias!

Saludos blogueros

 

 

Estáis todos invitados, bienvenidos

Sobre el autor

Castellana que adora el norte y a quien la vida trajo a Valladolid. Desde aquí comparto mis vivencias con vosotros.


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