No hay calma, no hay sosiego, estamos en un momento de pura y dura indignación con todo lo que nos rodea que huele a estafa, a chanchullos, a corruptelas, estamos en un sin vivir en mí y en vosotros todos amigos blogueros.
Ayer nos enteramos que un policía, de baja por depresión, acuchilló al supuesto responsable de sus pérdidas en preferentes. Esta mañana escuchaba que se van a poner medidas para que no vuelva a pasar y para que estén estas personas más protegidas, las de las entidades bancarias.
¿Quién ha protegido y protege a los que se han quedado en blanco después de ahorrar toda su vida, cómo el policía de la noticia?
En los comentarios del Norte, algún amago de defensa de la persona que portaba el cuchillo, no me extraña esa defensa, aunque como ya opiné allí, la violencia NUNCA, al menos para m,i es válida, porque además eso no le devolverá su dinero, al contrario, le traerá más problemas, triste, pero así es.
Y no se trata de callar y ser “corderitos” como decía alguien en un post, se trata de utilizar los cauces legales para protestar aunque sepamos que poco se podrá hacer, porque tal parece que aquí en política, en bancos y demás lo que triunfa es la indecencia, la corrupción sin que nadie se despeine. Dicho esto, nunca creí en el ojo por ojo y sigo sin creer.
Confiar en el amiguete de tu banco de toda la vida ha llevado a que alguien que e pone la mano en el hombro y te dice que esto te conviene, que está muy bien, por ser tu amigo te lo aconsejo, etcétera, esas amistades se tornan peligrosas, no les advierten de que hay letra pequeña, diminuta que casi nadie lee, sólo se confía en alguien para que aupe nuestro dinero a lo más alto posible, pero esa pértiga no existe, ahora menos que antes.
¿En quien confiar? Supongo que desde luego ya no en la palmadita en la espalda con el ojo puesto en el dinero del cliente incauto y que sólo cometió el pecado de creer en su “banquero”.
Así que nos subimos por las paredes, buscamos en la basura pero no ya de los contenedores -que también- buscamos en esos desperdicios en que se ha convertido muchas cosas con las que convivimos todos los días en cuanto vemos un informativo o abrimos un periódico ¿qué buscamos? Saber si en nuestro mundo político, y de mangantes varios, alguno acabará entre rejas, o alguno devolverá lo robado, o si pedirá perdón a todos los que les padecemos, será que no, ninguna de las opciones. Soy pesimista en demasía quizá, pero creo que para nada blanquearán sus conciencias.
Hasta en nuestra vida diaria se nota un repunte de la agresividad, saltamos como resortes por un quítame allá esas pajas de una opinión diferente, o de un pequeño empujón en la cola del autobús, del cine o lo que sea.
La viñeta que pongo hoy para la entrada de mi admirado Forges es muy significativa porque pone el tono en lo que nos está pasando y nos hace sonreír de manera que más que una sonrisa es casi una mueca, de pura realidad que plasma.
¿Quién nos roba la calma?
Saludos blogueros.