Siempre he pensado que la soledad debe ser algo que uno mismo elija, pero no que te impongan por problemas de familia, por egoísmos y por indecencias varias.
Hoy escucho ante una entrada ya iniciada, datos para añadir, uno de cada cinco mayores viven solos.
Y no solo nuestros mayores, ellos son más vulnerables, pero hay mucha gente que vive sola y que ni siquiera conocemos dentro de nuestra propia comunidad de vecinos.
Subimos en un mismo ascensor, en ocasiones hablamos lo justito, no nos fijamos ni en el piso que viven cuando le dan al botón…
Si durante unos días dejamos de verlos ni nos enteramos a no ser que ya seamos “vecinos” de casi toda la vida, pero hay gente de la que para nada sabemos ni su nombre.
Ahora impera eso de no meterse en casa de nadie, y en cierto modo es así, pero la lejanía llega en ocasiones al desconocimiento más absoluto del ser humano que tenemos en nuestro portal, o muy cerca, solo o dolorido, o pasándolo mal por el motivo que sea.
Sólo en mal olor alerta a los vecinos, de una muerte en soledad, eso es una realidad, no digo al 100%, pero si en un tanto por cierto muy alto, penoso.
Recuerdo a mi ama en Bilbao cuando en nuestro portal no veía a alguien en dos días me decía, voy a llamar a la puerta…y llamaba, eran otros tiempos, las comunidades eran más pequeñas, recuerdo que yo que era una cría un poco fría y con otras prioridades le decía que porqué se preocupaba tanto… ahora lo entiendo.
Eso ya para nada porque encima te pueden decir que te metas en tu casa, con lo cual casi que nos justificamos con no saber quién es el vecino del ascensor. Vecino que por otra parte quizá necesita hablar, ayuda, compañía…pero el escudo para no hablar con ellos es ése precisamente.
Saludos blogueros.