Pues la verdad no sé ni cómo enfocar la charla, pero bueno, me arriesgaré.
En mi casa –y supongo que en la mayoría- las mujeres sabemos lo que se cuece en todos los sentidos, en “todos”.
La intuición, el saber que algo funciona o NO, lo tenemos en los genes aunque algunos no lo crean.
Hoy después de muchas dudas nos enteramos que han imputado a la Infanta, esa infanta que por lo visto la faltaba la intuición y el saber que algo no iba bien. Está enamorada de alguien que salió rana.
No tengo muy claro para nada, más bien al contrario que llegue a sentarse en ningún banquillo, la fiscalía que debe estar para acusar- pero no parece éste sea el caso – no defiende el auto del Juez Castro, país de pandereta y olé.
Todos sabemos la noticia, ésta y otras, el discurso del rey en la Pascua Militar y no precisamente el de la gran película de Tom Hooper.
Pero quiero hacer otra reflexión como decía al principio: las mujeres sabemos cuándo algo anda mal, a veces callamos para que no haya problemas, a veces discutimos y se arma la de Dios, pero nunca somos ignorantes de lo que ocurre dentro de nuestro hogar.
Si nuestro cónyuge nos dice que nos vamos de vacaciones a un hotel de cinco estrellas, y los euros brillan por su ausencia, nos preguntaríamos de donde sale salen esas vacaciones. Si nos metemos en un arreglo del piso que compartimos y se hace a todo lujo, pues la pregunta la mismita, ¿de dónde sale?…y etcétera…
Y si lo preguntamos y nos dicen que no, que tranquilas, que esto sale de otra cuenta, pues entonces seguiríamos preguntando, o miraríamos para otro lado, a la mayoría de las mujeres normalitas ningún juez llamada Castro o Pepito, o Juan nos tendría que acusar de tal cosa, porque esa mayoría silenciosa de mujeres tiene dos dedos de frente.
No hace falta ser princesa, sólo sentido común, y no nos suele faltar en general, lo mismo es que estamos tan enamoradas del otro y de la vida que nos viene dada, que nos puede entrar tortícolis de tanto desviar la mirada hacía ese lugar acomodaticio, en que NO nos sentimos culpables.
Las mujeres de a pie no somos hijas de reyes, aunque nuestros padres para nosotras lo eran con corona incluida , poco o nada nos ha sido fácil, pero somos intuitivas, jabatas y miramos de frente lo que hay en nuestras casas.
Saludos blogueros.