ETA que el País Vasco, repito, NO LO ES.
Tengo amigas que me dicen que nunca irán allí de vacaciones -eso que se pierden- contesto, pero entiendo que cada un@ es muy libre de sus miedos. Que una banda de desalmados logre privar a mucha gente de disfrutar de ese norte, es penoso.
Hace tiempo escribí un relato sobre mi experiencia en el País Vasco, allí he vivido mi infancia, he tenido a mi hija, he concebido a mi hijo, trabajé, fui feliz, incluso alguna amargura que otra, y también pasé algún miedo claro que sí. Eran tiempos convulsos, difíciles, los asesinos disponían de la vida de otr@s incluyendo niños, cada vida arrebatada era un dolor, mucha repugnancia entre sus gentes por todo lo que estaba pasando, sólo recordar las manifestaciones de M.A.Blanco, muchos miguel Ángel desgraciadamente, aunque aquello fue una muerte anunciada, terrible, todas las muertes por terrorismo son horripilantes, esa es la pura verdad.
Quiero recordar un detalle que me hizo sentir mal, pero que tuvo una explicación: Entré con mi hija a desayunar a una cafetería, entré y me fui a un hueco de la barra pero automáticamente me di cuenta de que había policías al lado, me fui a la otra punta de la barra, sólo pensé en mi hija pequeña, quizás ellos pensaron que les tenía odio o algo parecido, para nada, solo que tuve miedo, eran los tiempos en que entraban y disparaban contra ellos. ¡Qué mal me sentí! Experiencias, ésas que al final quedan grabadas.
Pues nada, dicho esto, yo que llegué de la lluvia eterna a Valladolid, la ciudad donde me hacía daño su sol, puedo decir y digo que no me sentí en Valladolid tan acogida como allí, mucho me costó hacer aquí amistades aparte de las que ya conocía, nadie se entregaba, tenía que ser yo la que me abriera a la gente… supongo es el carácter recio, y seco de los castellanos, soy castellana de nacimiento, pero al final acabas cogiendo esa vida abierta, espontánea, sin tabús, y lo tuve claro, es lo que escogí cuando llegué a Pucela, o sea, lo que traía en mi equipaje de mi norte querido.
Las personas vascas, para nada todas son etarras, un poco de por favor, no miremos con odio un lugar donde hay mucha gente maravillosa y unos lugares que se nos quedan en la retina de puro hermosos que son.
La preciosa imagen es de la playa de Sopelana, donde tanto he estado, ahí irán mis cenizas cuando ya me vaya….
Saludos blogueros.