Quizá por el espejismo de estos días en que todo se agita, ayer se sentía la vida y también el estrés en nuestra ciudad.
Nunca he entendido esa espera hasta el final para salir de compras, será porque aquí una servidora es previsora no le gusta el estrés ni las compras de última hora tampoco, rarita que es una.
Es como si a todos nos hubieran dado suelta a la misma hora.
Pero me gustó ver gente por la calle, con bolsas de compras o sin ellas, con niños tirando sus padres de ellos, o simplemente parejas haciéndose arrumacos, gente joven pegados a sus móviles como lapas mientras gritaban para ser oídos al otro lado.
Me gustó escuchar música, sentir voces cercanas aunque cada uno a su bola, notar el calor de esas luces que creo contribuyen a todo el ambiente que se origina por las calles. Pensé que la crisis se había esfumado de repente como si la magia de la noche se la hubiera llevado, esa noche que asusta a veces con su oscuridad pero mágica ¿por qué no?
Es bueno tomarse unas vacaciones psíquicas y cambiar un poco el chip aunque las noticias sean las mismas, aunque el mundo siga mostrando los mismos dramas, corrupciones e indecencias ¡qué más da! Que nos quiten los bailado como se suele decir, sólo que muchos bailamos más bien poco. Pero siempre será nuestro problema no el de los demás.
Anoche Valladolid era como tendría que ser siempre, vital, bulliciosa, con ganas de enseñarnos que nuestra ciudad puede ser hermosa bajo las luces de neón y con una gran vida que mostrar, daba pena volver a casa pero habías que hacerlo en algún momento.
Y ahora en el silencio de mí hogar pienso que la ciudad que me acogió hace unos años, al final en ciertos momentos, lugares, circunstancias, merece la pena, ya lo creo que sí.
Aunque mañana o pasado vuelvan el silencio y los problemas, ella sigue ahí acogiéndonos a todos, a los jóvenes menos, no consiguen trabajo y deben marchar ¿esperanza de que vuelvan algún día nuestros hijos? Esperemos que sí, y no sólo por Navidad.
Hagamos de Valladolid una ciudad más cercana y solidaria.
Saludos blogueros.