Cómo cada año el día 17 de Enero San Antón, mucha gente lleva a bendecir a sus mascotas, veo las imágenes por la tele y me producen la ternura propia de cualquier persona que quiere a los animales y los ha tenido.
Nunca llevé a los míos cuando los tenía a que les bendijeran, ¿Por qué? Porque para mí ya era una bendición tenerlos y porque lo de los santos e iglesias me queda un poco lejano, no soy perfecta, que le vamos a hacer.
En casa, ha habido tortugas, hámster, periquitos, perro, gatos, pero ya nos han abandonado, sólo que el tiempo que estuvieron hasta que llegó su hora tuvieron todo para que un ser vivo fuera feliz.
Malos ratos sobre todo cuando mi hijo era pequeño y lloraba cuando se moría el hámster o la tortuga o el periquito y el veterinario nos decía que nada había que hacer….
Luego mi preciosa Cocker, después mis dos gatos ambos recogidos en condiciones extremas y que han estado doce años con nosotros. Muchas lágrimas cuando les llevaron al veterinario en el que era su último viaje en su trasportín, supongo que la gata no soportó la soledad de que el gato se fuera por un tumor, empezó a no comer a estar triste a decaer… ¿alguien duda aún de que haya alguna clase de sentimiento en los animales?
Y mi pregunta en la charla de hoy ¿irracionales? SI, de eso somos conscientes, pero ¡cuánto tienen que enseñarnos!
Por eso no entiendo el maltrato hacia ellos, la infidelidad cuando se les abandona, dejarlos morir de hambre en un acto indecente.
Me ha encantado un artículo de Reverte en el XL Semanal “no compres ese perro”, ácido y descarnado como siempre pero real.
Nosotros los racionales somos capaces de en nombre de la fiesta del pueblo de turno, de la tradición medieval, de la comodidad, de que ya un galgo no sirve se le cuelga en un pinar… en fin nosotros los racionales somos capaces de todo, ellos de acompañarnos hasta la tumba.
Ayer precisamente hablaba con un ganadero sobre los toros, ni que decir que no nos pusimos de acuerdo, vale, cada uno tiene su opinión y habiendo dinero de por medio poco importan otras cosas.
Nunca he ido por ejemplo a ninguna plaza de toros con pancartas, sólo lo que escribo en su defensa me sirve como la mejor pancarta, aun respetando y mucho al que va allí para demostrar su indignación. Mi manera es otra, no sé si mejor o peor, pero es la que mejor se hacer, o eso creo.
Así que San Antón bendiga a todos pero también a los racionales que no saben serlo con sus mascotas cuando llega el tiempo en que estorban.
Saludos blogueros.