Y no hablo de esa ira que recorre distintos países en nombre de la sangre joven que no se resigna a tanta indecencia con sus estómagos vacios, y con los de esos mismos indecentes muy llenos.
Hablo de esa otra ira que a veces dejamos escapar, dañando a nuestro prójimo, no importa quién sea el prójimo.
Es muy fácil hacer daño ¿os lo habéis preguntado alguna vez? Una simple frase, un simple tono de voz, una mirada de menosprecio hacia un semejante.
Es fácil cortar las alas a quien quiere volar, esas alas en nombre del puro machismo cada vez pesan más, cada vez tienen menos capacidad de elevar el vuelo.
Hay jaulas de oro y fango al mismo tiempo, el oro para un “te quiero” el fango para una mala palabra, para una amenaza, o para una puñalada.
Muchas mujeres siguen creyendo que el oro merece la pena, aunque de vez en cuando se enfanguen, creen que el oro siempre estará ahí ¿protegiéndola?
Craso error, supongo que por eso hay miles de mujeres que no denuncian a pesar de que les están cortando las alas y pisando su dignidad.
Y esto viene a cuento de una charla que escuché el otro día del secretario contra la violencia de género y una de las frases que dijo “lo primero que hace el maltratador es apartar a su víctima de su entorno”. Esto da mucho que pensar.
Y esto viene a cuento de que en lo que va de año y mes, ya han muerto cuatro mujeres, el otro día viendo en la tele como sacaban el cadáver de una asesinada más se me ocurrió que al final la ira estalla en una de sus formas más sangrientas.
Otra consecuencia a la que a veces no le damos importancia, de padres violentos, hijos violentos, afortunadamente no siempre, pero cada vez más jóvenes atosigan, y maltratan de una forma u otra a sus novias, o parejas y lo que es peor, ellas creen que eso es ser muy macho, y que es que las quieren por encima de todo, y que los celos son una consecuencia de ese ¿amor? Creo no saben que están a las puertas de infierno que en esa relación no ha hecho más que empezar.
Poder volar es un derecho, poder tener una vida propia es imprescindible para nuestra autoestima.
Sé que en este tema quedan ya pocas cosas por decir que no se hayan dicho, pero pienso que de vez en cuando hay que recordar que nadie en nombre de nada, puede soltar su ira contra un ser humano como si fuera un saco de boxeo.
¿Cuándo lo entenderemos las mujeres?
Saludos bloguer@s