Ayer hablando con una buena amiga sobre mi blog la comentaba que de momento no tenía muchas ideas para escribir, que seguro el rincón estaría en silencio un tiempo, tampoco mucho ya me conocéis…
Pero su respuesta fue muy vital, muy cierta y sobre todo muy sincera, me dijo: Cari tienes mucho que decir, que contar, pero no puedes.
Cierto, un blog está abierto a muchas cosas, pero siempre existe un límite de privacidad o de ideas que están un poco bajo llave, unas veces porque lo mismo te acusan por ejemplo, de xenófoba, que de pija, de demagoga, de feminista, de defensora de los animales, o de que no sabes por donde andas, con lo cual el silencio es la mejor solución, en ocasiones, aunque siempre habrá cosas a las que no renunciaré a escribir en mi PC.
Pero el silencio duele cuando quieres hablar, pero sabes al final que Internet es un arma de doble filo por muy discret@ que quieras ser.
Los que nos leéis al otro lado lo normal es que juzguéis los que escribimos, pero a veces nada es lo que parece, podemos novelar cosas precisamente para respetar esa privacidad, excepto las opiniones políticas que son lo que vivimos de la indecencia que vemos.
Si escribiéramos siempre lo real…
En mi caso he contado experiencias de hospitales, de pruebas, de temores, de soledades, de la muerte de mis padres, de mis mascotas, de enfados, de amigos, de religión, siempre quedamos retratados pero detrás de todo eso hay más mucho más que no podemos plasmar en un escrito que estará en segundos en la red, sólo buscando en Google.
También podría escribir un libro con negro incluido, como A.R. Quintana, pero esa no sería yo.
Y sólo de esa frase de mi amiga he sacado la charla de hoy, me hizo pensar, de vez en cuando lo hago…pero no veáis el dolor de cabeza que me entra :-)
Saludos blogueros.