Oviedo.
Quino, en silla de ruedas. He estado viendo un momento la retrasmisión de los premios Príncipe de ruedas, el padre tremendísimo de mi Mafalda del alma.
Una mujer que lucha por esas violaciones que sufren en silencio en el Congo, y en tantas partes del mundo. Enhorabuena a todos.
Luego he cambiado de cadena pero no he podido evitar recordar los cuatro años que viví en la maravillosa tierra que es Asturias, Oviedo para ser más exactos, aunque en ese tiempo disfruté de todas sus cosas maravillosas, sus gentes, su verde, su mar…
He recordado la caída tremenda que sufrí estando embaraza de siete meses de mi hijo, justo enfrente del Campoamor había una farmacia, -digo había, porque no sé si sigue existiendo-, allí me caí como una bolita que es lo que yo era con el embarazo, salió el farmacéutico a atenderme, no pasó nada, solo el mareo y las rodillas hechas un Cristo, mi hijo dentro de mí estuvo a salvo, supongo tendemos a proteger esa vida que tenemos dentro.
Mientras tanto hoy una manifestación se acercaba a Oviedo, he visto un letrero donde llegaban las gentes desesperadas, Colloto, ahí estudió mi hija, tantas cosas que decir y muchas que callar, más que nada porque me saldría del blog.
¿Alguien se ha enterado de la manifestación?
La soledad a veces tiene esos recuerdos, esos desahogos.
Saludos blogueros.