Pues como veo que no se habla (al menos no lo he visto en los blogs) del tema del momento, Dominique Strauss-Kahn, y su “presunto delito”, dejaré aquí un apunte por la camarera.

El título es de cuando la que aquí escribe trabajaba en Bilbao hace muchos años en esa misma labor, y la verdad era un trabajo que me gustaba el tiempo que estuve en el.

Trabajé en dos hoteles, digamos que el primero normalito, ya sabéis por eso de las estrellas, el segundo, el mejor que había en Bilbao en aquella fecha. Bien en los dos.

Tengo buenos recuerdos de ambos, en el segundo teníamos que hacer guardias por la noche, había que abrir las camas de los clientes, o limpiar una habitación que se acababa de desocupar porque llegaba un cliente inesperado incluso a horas que intempestivas, las cosas ahora han cambiado.

La orden era entrar en la habitación aunque estuviera la persona dentro, por supuesto llamando antes, y si no estaba el letrero de “no molestar”, pero porque el cliente así lo había dejado dicho si necesitaba toallas o cualquier otra cosa.

Y toda esta introducción viene a cuento del terremoto informativo y de escándalo del susodicho Director del FMI.

Como es de rigor tengo que poner eso de “presunción de inocencia” y bla, bla, bla, pero huele mal el asunto, muy mal.

Ni yo soy esa camarera, ni jamás me encontré con un cliente salido del todo afortunadamente, si me encontré con gente muy, pero que muy amable, educada y que sabía estar.

Recuerdo en especial a un señor que llegó a las tres de la mañana, estaba haciendo su habitación, y le pedí disculpas por no haber terminado aún, era una persona muy importante al menos eso me habían dicho, exquisita en sus formas y en todo, cuando termine de hacer su habitación, recuerdo me dio mil pesetas en aquellos tiempos os podéis imaginar lo que sentí, no quería coger ese dinero, pero casi se enfadó y le di las gracias y ya me marché a casa, pudiendo ese día coger un taxi, lujo que a no ser que me llevara un compañero, no podía permitirme, y no siempre había un compañero que coincidiera con mi hora de guardia.

Así que después de contaros un poco esta pequeña historia y salvando las distancias del país, de camarera y “caballero”, pues me pongo al lado de ella, porque las pruebas de ADN han dado positivo por mucho que se diga que estaba cenando con su hija.

La labor que los abogados tendrán, será la de exculparle, los abogados de ella por lo mediático del asunto también dejarán la vida en ello.

Pues eso, que he contado un poco mi experiencia para nada extrapolable, pero es la mía, en la cercanía de que conozco un poco de qué va la cosa por mucho que haya cambiado al día de hoy.

Por el hecho de ser camarera ya hay algún listillo por no decir otra cosa, que la está poniendo en tela de juicio a ella, como parece ser toca hacer ¿cómo un hombre así tira por la borda toda una vida política por un subidón?.

Sólo que no suele ser el único subidón, siempre, o casi siempre ha habido alguno más.

Me importa menos que nada que se vaya al traste su vida política, que esté ahora en una cárcel, seguro que con privilegios, si realmente es culpable tendría que pagar por ello, por la camarera, por todas las mujeres que se atreven a denunciar, por decencia una vez que se demuestre, y si los arañazos, el ADN, y todo lo demás queda en nada, entonces no sé qué será de cada mujer acosada por un rico, en una suite, caso que nos ocupa.

O el menos rico, acosador en un garaje, en una calle silenciosa y oscura, o el vecino de enfrente.

Y si después de todo el rollo que os he soltado,si resulta que todo este asunto queda en el culebrón de turno, pues entonces mi fe en la camarera, mi desapego hacia este individuo, me lo tendré que tragar y reconocer que esta vida es una feria, donde casi mejor me voy por la puerta trasera como mi Mafalda, sólo que ella entra, yo saldré desengañada de unos y otros.

Tengo que que decir a pesar de todo y para ser sincera que me ha dado un pelin de pena ver a Strauss, esposado, abatido, es lo que tiene pensar demasiado y que no me guste hacer leña de ningún árbol.

Saludos blogueros.