Ese milagro que ha supuesto que la gente estuviera en la calle, en los barrios, casi todo el mundo  pendiente del “clásico” Barça-Madrid, incluso a los que no les gusta el fútbol.

Confieso que lo he estado viendo, soy futbolera, pero al mismo tiempo he ido  analizando lo que había  a mi alrededor.

Yeso era  un ambiente especial, donde otros días no existe un alma hoy estaba todo que se salía,  ya sabéis como aquella frase que casi pasó a la historia ¿cómo estaba la plaza? Abarrotá.

El añadido perverso de que no era en abierto, si no tenemos cadena de pago nos quedamos a dos velas, ha hecho que casi todos los aficionados o no, hayan salido a ver una lucha que parece nos llena, nos da de comer, nos sube la moral. !Manda ovarios!

Normal de alguna manera,  la moral la tenemos por los suelos, buscamos algo que nos aliente aunque sea durante noventa minutos, ya somos pobres hasta para pedir.

Una de las veces que he salido a fumar estaba un matrimonio con una niña fuera, dubitativos de si entraban a ver el partido o no, al final han entrado y me ha dicho la mujer que no, que a su marido no le gusta el fútbol, pero que el de hoy le apetecía verlo.

Luego los comentarios dentro del bar, ese consumo que ni de lejos tienen otros sábados o domingos, esa vidilla que para sí quisieran los hosteleros cualquier otro día.

A lo que voy, que poco nos hace falta para ser algo más felices, que poco para olvidar lo que nos ahoga, que poco.

Luego piensas en el dinero que gana esta gente, en lo que deben a Hacienda prácticamente todos los equipos, en equipos más humildes que no están cobrando, en que si fuéramos nosotros simples mortales los que no cumpliéramos con el fisco, ya estábamos casi en la cárcel.

La verdad, he subido a casa pensando en escribir mis sensaciones, esas que tengo cuando hablo con la gente, y hoy he hablado con mucha, dentro y fuera del bar de turno, un bar que hoy estaba como no estaba  ya hace años, como casi ninguno en cualquier barrio de Valladolid.

Y quiero quedarme con lo bueno que es que de vez en cuando aunque sea por un balón deslizándose por el césped, salgamos de nuestra guarida donde ya es lo que nos queda, escondernos,  hibernar, y salir alguna vez para que alguien sepa que existimos.

Para mí lo de menos hoy ha sido  quien ha ganado o perdido, tenía mis preferencias ciertamente, pero al final no importaba mucho, me he quedado con el otro mensaje, el de la gente, sin la crispación habitual más allá del equipo de sus/nuestros amores.

Las personas al final somos sabias, sabemos cuándo desconectar para no electrocutarnos.

Saludos blogueros.