Ha habido una charla el otro día en una noticia del Norte de Castilla, donde se me ha llamado “prepotente” y en el contexto de la misma tenía razón en su reacción el lector que me dedicó el adjetivo.

La charla a la que me refiero ya no está a la vista, ayer cuando pude coger el ordenador después de dos días la busqué y pedí disculpas al lector por una parte de mi post dirigida a él donde creo que me pasé tres pueblos.

Y se me ocurre pensar que cuantas veces nos dejamos llevar de esa marea llamada enfado, indignación, o llamarlo como queráis que nos hace ofender al otro.

Ignoro si mis disculpas le habrán llegado, porque repito, la charla ya no es actual, espero que por este medio le lleguen, por eso me he decidido a utilizar mi blog para no poner paños calientes a un error que cometí sin pensar que podía caer en esa falta que yo misma critico cuando hay comentarios ofensivos.

No hace mucho escribí sobre esto y como está claro que errar es de humanos pues he errado como tal, además con cierto toque de agresividad que me sale en ciertos temas.

Poco más que decir, aparte de que soy consciente de haber metido la pata como se suele decir, espero tener propósito de enmienda más que nada porque no es habitual que ofenda a alguien gratuitamente.

Contar hasta diez antes de contestar es una buena norma de la que yo pasé contando sólo hasta tres.

Saludos blogueros.