El otro día alguien en mi entorno nombró la palabra picú, (Pick-up) fue como si me adentrara en esa otra palabra, guateque que era lo más parecido a una fiestorra pero en casa con los amigos o en algún local que nos preocupábamos de buscar para el evento.
Ni que decir que éramos mirados de reojo y con desconfianza por la gente que ya no estaba para esos trotes y que consideraba que aquello era algo pecaminoso.
Esto me suena ya de lejos, a algunos seguros que ya ni les suena ¿tengo ventaja o desventaja? No sé, por una parte el tiempo ya vivido que es un grado de experiencia, por la otra el menos tiempo por vivir.
El cabás, esa maletita para ir a la escuela que cuando mi madre me compraba uno nuevo me hacía una ilusión tremenda, supongo que de niños y pocas oportunidades para regalos, era ilusionante tener algo recién estrenado cuando los padres hacían el esfuerzo cuando ya esa maletita en cuestión se caía de vieja.
Entonces daba tiempo a que las cosas se hicieran viejas de tanto usarlas, ¿Quién lo diría verdad? Aunque pensándolo bien casi estamos volviendo a lo mismo, el fondo de armario como ahora se denomina la ropa básica que tenemos se está volviendo en un fondo sin renovar oscuro y triste.
El picú, ese toca discos que daba vueltas sin descansar envolviéndonos con la música bailable y a poder ser en brazos del chico por el que bebíamos los vientos, pero que no siempre se nos lograba.
Bueno, hoy ha ido esto de recuerdos pero sin nostalgias porque cada época tiene esa parte dulce, apasionada, digna de recordar porque ya no volveremos a ella, el mundo sigue girando, igual que la música del picú, igual que nosotros metidos en su vorágine.
Espero haya alguien ahí al otro lado que sepa de qué hablo . :-)
Saludos blogueros.