Hoy cada informativo nos muestra esa alegría, esa emoción, esa nube en la que viven esos afortunados que han sido agraciados con nuestra santa lotería.

Me gusta ver a esas personas disfrutando del cava, llorando, o no sabiendo que decir ante la alcachofa de turno que casi se los come.

Y ante estas manifestaciones me he puesto a pensar, alguna vez lo hago :)

Y hoy me ha tocado que viene mi hija por Navidad, que me levantado, que he tenido esa rutina de todos los días, excepto que he estado un poco pendiente de los niños de San Ildefonso .

Sobre todo me ha tocado ver un nuevo día, ver pasar estas estaciones del año ya son una lotería en si, por maravillosas, aunque el invierno parezca más triste.

Me ha tocado saber y apreciar lo más normal, esa comida que hago cada día, esa reunión de amigos, de familia, de las personas que amo.

Me ha tocado y me toca planchar, cocinar, trabajar, alegrarme con los que están felices, ser solidaria con los que pasan malos momentos, que sí, que me ha toca ser todos los días ganadora de esa otra clase de lotería que no se ve en televisión.

Este es el día de la ilusión, de esperar que la mala racha acabe, que podamos hacer ese viaje soñado, o ayudar a los hijos, o meterlo en el banco y acumular más y más.

O quizá el día del que le ha tocado poco más que para pipas y no le queda otra que conformarse y ser feliz, de otra manera lo tiene crudo.

Dicen que es el día de la salud, ciertamente, si no la tenemos poco importa el dinero aunque supongo alivia de una u otra forma, supongo por eso de la oportunidad de acudir a un médico privado sin tener que hacer cola en la S. S. eternamente con la consabida desesperación e impotencia, pasas de eso sin arruinarte o empeñarte hasta las cejas, y como he dicho alguna vez en la consulta privada te ponen la alfombra roja, y eso sólo con el dinero, ese poderoso caballero.

Bueno que hoy han tocado divagaciones, las de este día en que sólo me han caído un par de pedreas y no veáis la ilusión que me ha hecho.

Mañana también espero me toquen las bolas del bombo de todos los días, el rutinario, aunque esa Diosa Fortuna, tan mona ella, no se haya dignado pasar por mi casa.

Bueno, pensándolo bien, ni falta que me hace, así de purita resignación lo digo, no me queda otra pero repito, ME TOCA TODOS LOS DÍAS pero de otra manera y eso es un lujo.

Tengo que confesaros que he retocado un poco el post, (a veces lo hago después de releerlo) en su última parte me había puesto un poco melancólica y no era cuestión.

Hay días que nostalgias y tristezas mejor las justas.

Saludos blogueros.