Si el boxeo es cuerpo y alma, Kiko Martínez tocó el cénit en ambos aspectos para proclamarse campeón del mundo del peso supergallo, doblegando a Jonathan Romero y reclamando para sí los focos que se ha ganado a base de esfuerzo y dedicación. ‘La sensación’, sobrenombre del púgil español de veintisiete años, vio la luz en una dilatada carrera cuando Sergio ‘Maravilla’ Martínez, el súper campeón argentino de los pesos medios, se cruzó en su camino en agosto de 2012.
El sudamericano, que se abre paso en los despachos con la misma cintura con la que lo hace sobre el ring, se fijó en el alicantino para marcarse un objetivo: llevárselo a América y aspirar a todo. La honestidad y el trabajo de Kiko, además del innato talento y el tremendo poder de su pegada, elevaron su nivel de forma exponencial.
De alternar los cuadriláteros con trabajos de toda índole en Elche y Vallecas (trabajó en una fábrica de zapatos y en una obra colocando ladrillos) pasó a viajar a Oxnard, California, para codearse con las grandes figuras mundiales y sus analistas estrella. “Os veo en la tele, él (Michael Buffer, famoso speaker) ha pronunciado mi nombre, pellízcame porque no me lo creo” fue lo que atinó a decir embriagado por la emoción.
Tengo que poner el boxeo español donde se merece
Antes, cuando canceló un combate en Santa Pola el pasado junio para viajar a los Estados Unidos y retar al campeón colombiano, fue mucho más preciso: “Seguro que lo entendéis, es una oportunidad para poner el boxeo español donde se merece”, se disculpó ante sus fans. Y tenía razón. Poseía en sus guantes todo lo necesario como para noquear al ‘Momo’ Romero y deslumbrar al mundo con una preparación excelsa para un combate tan difícil. Físicamente se presentó en su mejor versión, y tácticamente todo fueron aciertos, muy bien aconsejado desde la esquina en la que Pablo Sarmiento se frotaba los ojos tras sus gafas oscuras. A su lado también están otros excelentes consejeros, como Miguel Ángel de Pablos u Óscar ‘Rayito’ Sánchez
Las cámaras de la todopoderosa HBO fueron testigo de la hazaña, y Martínez ha pasado en pocos meses de ser noqueado por Carl Frampton en Belfast en un gran combate a ser reclamado por el norirlandés para una revancha. En un año, Kiko Martínez y ‘Maravilla Box’ han elevado al pugilismo español a los altares del boxeo, esos que tienen cheques millonarios y que sirven para consolidar la progresión de un deporte que lucha para quitarse de encima la injusta mala imagen que lo acompaña.
El siguiente paso es, de nuevo, gigantesco: defender lo ganado en una división donde amenazan nombres como los de Nonito Donaire, a quien pidió como rival -el filipino subirá con toda probabilidad de peso, por lo que no parece viable-, o el ‘chacal’ Guillermo Rigondeaux. Megaestrellas a la altura de un hombre que desde su 1’65m ha conseguido tocar el cielo.