Hay canciones que se pegan a tí y te acompañan durante horas, durante días, varios meses, una temporada entera. Algunas te acompañan machaconamente. Las escuchas en la radio, en el móvil, en los bares… Se meten en tu cabeza, las silvas, las tarareas… Y un día, se evaporan en el limbo de las notas musicales, y ya nunca las vuelves a oír. Pero hay letras que no se van nunca. Forman parte de uno mismo, de la experiencia vital. Cada vez que las escuchas, tu imaginación vuela a un momento del pasado en el que (tal vez sin saberlo) vivías un instante especial. Son canciones mágicas, porque están dotadas del buscado don del teletransporte, aunque el viaje sólo se realice con la única parte del cuerpo que, hasta ahora, puede jugar con el tiempo.

Una de esas melodías es ‘20 de abril’, de Celtas Cortos. Una canción cuya letra cumple hoy mismo 20 años, aunque no empezó a sonar hasta 1991. Y es imposible escuchar sus primeros compases sin tararear “hola Chata, ¿cómo estás? ¿Te sorprende que te escriba? Tanto tiempo es normal’. Con cada nota, he recordado las fiestas, las risas, las noches de los viernes en Skopas y las de los sábados en El Cuadro o en el Portu. Y tantas, y tantas ocasiones en las que, junto con mis amigos de toda la vida, bailamos este tema cantando a voz en grito cada una de las frases que componen esta letra.

Y después de 20 años, ya no saltamos y gritamos cuando la oímos, sólo nos sonreímos con nostalgia, porque “Hoy no queda casi nadie de los de antes y los que hay han cambiado, han cambiado, sí”. Va por ellos.