Dicen que “todos los genios son despistados”. Nunca sabremos hasta qué punto es un hecho empírico, pero sí es evidente que Óscar Freire cumpliría los requisitos para contrastarlo.
El cántabro es un genio porque ganó tres veces el campeonato del mundo de ciclismo, algo que sólo han conseguido hasta la fecha Alfredo Binda, Eddy Merckx y Rik Van Steenbergen. A este palmarés habría que añadirle tres Milán-San Remo, cuatro etapas del Tour de Francia (incluyendo la clasificación de la regularidad en 2008) y siete etapas de Vuelta a España, entre otros logros.
Hay un éxito que no podrá colocar en sus vitrinas pero que nunca esconderá: su gran despiste, una característica que le ha acompañado a lo largo de su carrera. Coincidiendo con la celebración del Mundial en Florencia, nos viene a la cabeza una anécdota que le sucedió en Lisboa en 2001.
Salió a entrenar con sus compañeros de la selección española a falta de dos días para la carrera. Tras media hora de pedaleo, decidió que por su parte ya bastaba. El resto de la expedición, como no se fiaban de él, no dudaron en acompañarle hasta un lugar cercano al hotel. Aunque pareciera imposible, se perdió. Apareció horas más tarde gracias a que el desesperado taxista pudo descifrar sus ‘precisas’ indicaciones: “Estoy alojado en un hotel blanco”. Por cierto, ese año se vistió por segunda vez con el maillot arcoiris.
En sus memorias también guardará cuando, sin ser aún profesional, fue a por la licencia federativa desde su pueblo natal (Torrelavega) hasta la sede de su equipo, en Bilbao. Después de viajar más de 200 kilómetros en autobús, dio una vuelta por la ciudad y se relajó por las calles bilbaínas. Al cabo de un rato regresó a su casa. Por supuesto sin la ficha.
En abril de este año se aventuró a ir en metro a la presentación de su libro que tenía lugar en Madrid. Una vez leído este artículo el lector sabrá qué ocurrió. Así es. Se perdió en el trayecto desde la estación hasta el lugar del acto, por lo que llegó tarde a su propio homenaje.
Este es Óscar Freire, el ciclista que colecciona historias de todos los colores.
Autor: Víctor Goded (@goded19)
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