La peor de la repesca para el Mundial en las zonas de América del Sur y de Oceanía no es sólo que te juegas una plaza a doble partido para estar en la cita más importante del deporte rey. Es más ‘doloroso’ los miles de kilómetros de distancia que existen entre los dos escenarios que dirimirán al vencedor.
Los protagonistas de esta historia son Australia y Uruguay. El primero había quedado campeón de su zona, mientras que el segundo había finalizado quinto en la fase de clasificación. Según las normas de la FIFA, tenían que batallar un duelo para obtener su pasaporte para Alemania 2006.
Se repetía el mismo enfrentamiento que tuvo lugar cuatro años antes. Los charrúas lograron el pase a Corea y Japón después de vencer en Melbourne (0-1) y Montevideo (3-0), si bien algunos futbolistas australianos denunciaron que fueron insultados y escupidos en el aeropuerto de la capital uruguaya por un grupo de ‘barras bravas’.
El aire de revancha era palpable. En medio de una constante guerra de declaraciones, la polémica en la previa se centró en el horario del primer envite. Por un lado, los uruguayos querían que se disputara lo más tarde posible, lo que le permitiría a los suyos dormir durante su viaje a Oceanía, mientras que los australianos pretendían que fuera antes porque si no se complicaba su retorno. Finalmente, el máximo organismo del balompié tomó partido y fijó una hora neutral.
Dos viajes para un mismo destino
Los locales tomaron una ligera ventaja (1-0) para afrontar la vuelta. Sin embargo, para trasladarse al país australiano tuvieron que vivir una odisea. Después de merendar en el vestuario, cogieron un vuelo chárter fueron hasta Santiago de Chile, donde se embarcaron en un avión de línea regular que les llevó hasta su destino tras dos escalas y 20 horas de viaje.
Más plácido fue el desplazamiento de sus oponentes. Desde la capital uruguaya tomaron un vuelo directo hasta Sidney, equipado con masaje y otras comodidades, con lo que se recuperaron con mayor facilidad que sus rivales.
El “momento cumbre” del deporte australiano
Australia consiguió empatar la eliminatoria, con lo que se tuvo que resolver en la tanda de penaltis. Y allí, con el apoyo de 82.000 seguidores, el ex jugador de Osasuna (que en ese momento defendía los colores del Alavés) John Aloisi fue la figura de la repesca anotando el definitivo lanzamiento desde los once metros. La selección australiana se clasificó para el evento mundial 31 años después.
Para ver lo importante que fue esa cita, y para entender la clave del repecha, leemos las palabras del mediocampista Jason Culina: “Lo eligieron por votación el momento cumbre en la historia del deporte australiano. Hay que recordar que los aficionados al rugby y al fútbol australiano estuvieron animándonos esa noche. Sólo eso demuestra a las claras lo hondo que ha calado el fútbol en Australia”. Por lo tanto, mereció la pena los ‘lujos’ que tuvieron en aquél charter de regreso a Sidney. La calidad tiene un precio… y un premio.
Autor: Víctor Goded (@goded19)
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