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Cuestión de pelotas

Un camino sin retorno

120 millones de euros. Eso es lo que tendrá que pagarle el Real Madrid al Tottenham, un montante desorbitado y a todas luces innecesario, por una de las pocas estrellas sueltas que quedaban por el mundo.

Cabe preguntarse qué sentido tiene ahora el fichaje de Bale a ese precio por el Real Madrid. Es un jugador enorme, un crack, y tiene 23 años tan sólo. Sobre eso no caben muchas dudas, pero tampoco cabían sobre Kaká cuando se le fichó por un palé de billetes de 500 euros, y ha sido el calentador de banquillos más caro de la historia del equipo blanco. Su glorioso trasero ha elevado la temperatura de los asientos Recaro a razón de 10 millones de euros al año, elevando el coste de su fichaje por encima de los 100.

Al llegar a este tercer párrafo, habrá lectores que piensen que el Real Madrid es soberano y puede hacer con su dinero lo que le dé la realísima gana. Sin entrar en por qué el banco le presta al Real Madrid 120 millones de euros y para el CSIC no hay un duro, eso no es exactamente cierto. Sigo defendiendo, y lo haré hasta que me muera o me echen de Grada360, que el Real Madrid y el Barcelona tienen una responsabilidad con el fútbol español que han ignorado repetidamente en la defensa egoísta de sus propios intereses. Primero, ignorando (sobre todo el Madrid) las necesidades a largo plazo de la selección española, que en buena medida recaen sobre sus hombros. Y segundo, con el mal uso que le dan al dinero que genera el fútbol español y del que ellos se llevan la parte del león.

Todo el dinero que se está marchando de la Liga hacia la Premier, la Bundesliga o el Calcio, son oportunidades que le damos a los rivales para que nos debiliten. Lo primero que ha hecho el Tottenham con el dinero de Bale ha sido comprarse a Soldado, pegando un buen tajo a la delantera del Valencia. Y esa es una constante que se repite por todos los equipos que no entran en la parte superior de la tabla. Excepto Madrid y Barcelona, ningún club se ha reforzado de manera significativa. Salvo, como me comenta Rodrigo Errasti, el Athletic de Bilbao, y ello sólo porque tiene unas particularidades que le facilitan la vida a veces -otras muchas se la complican-.

¿Cuánto podrá mantenerse este sinsentido? Tanto como el dinero de la Liga y las televisiones siga igual de mal repartido, que será sin duda mucho tiempo. En realidad el fútbol español ha emprendido un camino sin retorno para los equipos pequeños, que durante la próxima década están condenados a ver a Real Madrid y Barcelona repartirse las Ligas y los puestos de arriba de Champions, mientras ellos rascan alguna Copa que otra y ven como sus mejores jugadores acaban comiendo fish and chips en Londres, pizza en Roma o codillo en Munich.

Y en realidad, tampoco nadie quiere que esto cambie, ¿no?

120 millones de euros. Eso es lo que tendrá que pagarle el Real Madrid al Tottenham, un montante desorbitado y a todas luces innecesario, por una de las pocas estrellas sueltas que quedaban por el mundo.

Cabe preguntarse qué sentido tiene ahora el fichaje de Bale a ese precio por el Real Madrid. Es un jugador enorme, un crack, y tiene 23 años tan sólo. Sobre eso no caben muchas dudas, pero tampoco cabían sobre Kaká cuando se le fichó por un palé de billetes de 500 euros, y ha sido el calentador de banquillos más caro de la historia del equipo blanco. Su glorioso trasero ha elevado la temperatura de los asientos Recaro a razón de 10 millones de euros al año, elevando el coste de su fichaje por encima de los 100.

Al llegar a este tercer párrafo, habrá lectores que piensen que el Real Madrid es soberano y puede hacer con su dinero lo que le dé la realísima gana. Sin entrar en por qué el banco le presta al Real Madrid 120 millones de euros y para el CSIC no hay un duro, eso no es exactamente cierto. Sigo defendiendo, y lo haré hasta que me muera o me echen de Grada360, que el Real Madrid y el Barcelona tienen una responsabilidad con el fútbol español que han ignorado repetidamente en la defensa egoísta de sus propios intereses. Primero, ignorando (sobre todo el Madrid) las necesidades a largo plazo de la selección española, que en buena medida recaen sobre sus hombros. Y segundo, con el mal uso que le dan al dinero que genera el fútbol español y del que ellos se llevan la parte del león.

Todo el dinero que se está marchando de la Liga hacia la Premier, la Bundesliga o el Calcio, son oportunidades que le damos a los rivales para que nos debiliten. Lo primero que ha hecho el Tottenham con el dinero de Bale ha sido comprarse a Soldado, pegando un buen tajo a la delantera del Valencia. Y esa es una constante que se repite por todos los equipos que no entran en la parte superior de la tabla. Excepto Madrid y Barcelona, ningún club se ha reforzado de manera significativa. Salvo, como me comenta Rodrigo Errasti, el Bilbao, y ello sólo porque tiene unas particularidades que le facilitan la vida a veces -otras muchas se la complican-.

¿Cuánto podrá mantenerse este sinsentido? Tanto como el dinero de la Liga y las televisiones siga igual de mal repartido, que será sin duda mucho tiempo. En realidad el fútbol español ha emprendido un camino sin retorno para los equipos pequeños, que durante la próxima década están condenados a ver a Real Madrid y Barcelona repartirse las Ligas y los puestos de arriba de Champions, mientras ellos rascan alguna Copa que otra y ven como sus mejores jugadores acaban comiendo fish and chips en Londres, pizza en Roma o codillo en Munich.

Y en realidad, tampoco nadie quiere que esto cambie, ¿no?


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