Enviado desde Carrera de la Fuente San Luis, 30, 46006 Valencia, Comunidad Valenciana, España.
En el mundo de las motos, está el Mundial de Motociclismo. Un poco más retrasado en el imaginario colectivo, el de Superbike. Una vez al año, el Dakar. Y en orden descendente en atención de los aficionados y medios de comunicación el motocross, el enduro y el trial.
Sin embargo, entre septiembre y enero la fiebre de los Raids (rallys de una semana previos al Dakar) se hace más patente entre los seguidores de las dos ruedas, en un proceso cuya culminación llegaba antes en la etapa del Lago Rosa y ahora en las dunas de Argentina y Chile.
Ahí aparecen nombres que, casi por inercia, quedan olvidados durante nueve meses. Apenas en algún destello reaparecen, pero su momento de gloria se circunscribe a los últimos cuatro meses de cada año natural. Donde se levanta el polvo del desierto al llevar una moto por encima de dunas de siete metros a más de 200 kilómetros por hora.
A todos los suenan Marc Coma, Nani Roma o Cyril Després. A casi nadie (aunque de ellos hablaremos en este blog a medida que se acerquen las navidades) outsiders como Rafa Císcar o José Manuel Pellicer. Pero seguramente esta semana muchos habrán leído casi por primera vez el nombre de Joan Barreda. Y sin embargo, lleva más de 15 años poniendo su firma en lo más alto de esas categorías casi olvidadas.
Natural de Torreblanca, en Castellón, fue campeón de España de Motocross. Una lesión le obligó a dejarlo en 2009, pero como tenía solo 26 años y seguía siendo muy rápido optó por el Enduro. Esta modalidad, en su mayoría, ha sido siempre dominada por pilotos catalanes. Pero él no tenía prisa. Ni presión. Aunque siempre haya sido un ganador.
A base de presentar credenciales en un mundo donde era un semidesconocido, Barreda fue encontrado sponsors y equipo oficial en un momento donde la crisis comenzaba a cerrar puertas a cientos de pilotos. Y en tan solo tres años ha corrido dos veces el Dakar y este fin de semana se ha impuesto en el mítico Rally de los Faraones.
Su objetivo es comenzar 2013 cruzando lo más rápido posible las arenas del desierto de Atacama. Admite que Coma es el referente y que está por encima suyo, pero no se resigna. Con 29 años y sin la presión de ser la gran estrella de la categoría, ha podido crecer exponencialmente hasta poder medirse de tú a tú con los grandes. Y con dos años de experiencia, una excelente preparación física y el salto cualitativo de su triunfo en Egipto, acaba de asegurar la sucesión del hombre al que pretende destronar.
En el mundo de las motos, está el Mundial de Motociclismo. Un poco más retrasado en el imaginario colectivo, el de Superbike. Una vez al año, el Dakar. Y en orden descendente en atención de los aficionados y medios de comunicación el motocross, el enduro y el trial.
Sin embargo, entre septiembre y enero la fiebre de los Raids (rallys de una semana previos al Dakar) se hace más patente entre los seguidores de las dos ruedas, en un proceso cuya culminación llegaba antes en la etapa del Lago Rosa y ahora en las dunas de Argentina y Chile.
Ahí aparecen nombres que, casi por inercia, quedan olvidados durante nueve meses. Apenas en algún destello reaparecen, pero su momento de gloria se circunscribe a los últimos cuatro meses de cada año natural. Donde se levanta el polvo del desierto al llevar una moto por encima de dunas de siete metros a más de 200 kilómetros por hora.
A todos los suenan Marc Coma, Nani Roma o Cyril Després. A casi nadie (aunque de ellos hablaremos en este blog a medida que se acerquen las navidades) outsiders como Rafa Císcar o José Manuel Pellicer. Pero seguramente esta semana muchos habrán leído casi por primera vez el nombre de Joan Barreda. Y sin embargo, lleva más de 15 años poniendo su firma en lo más alto de esas categorías casi olvidadas.
Natural de Torreblanca, en Castellón, fue campeón de España de Motocross. Una lesión le obligó a dejarlo en 2009, pero como tenía solo 26 años y seguía siendo muy rápido optó por el Enduro. Esta modalidad, en su mayoría, ha sido siempre dominada por pilotos catalanes. Pero él no tenía prisa. Ni presión. Aunque siempre haya sido un ganador.
A base de presentar credenciales en un mundo donde era un semidesconocido, Barreda fue encontrado sponsors y equipo oficial en un momento donde la crisis comenzaba a cerrar puertas a cientos de pilotos. Y en tan solo tres años ha corrido dos veces el Dakar y este fin de semana se ha impuesto en el mítico Rally de los Faraones.
Su objetivo es comenzar 2013 cruzando lo más rápido posible las arenas del desierto de Atacama. Admite que Coma es el referente y que está por encima suyo, pero no se resigna. Con 29 años y sin la presión de ser la gran estrella de la categoría, ha podido crecer exponencialmente hasta poder medirse de tú a tú con los grandes. Y con dos años de experiencia, una excelente preparación física y el salto cualitativo de su triunfo en Egipto, acaba de asegurar la sucesión del hombre al que pretende destronar.