Puede que sea el mejor shonen de los últimos 10 años, el mejor en lo que llevamos de siglo. Death Note tiene un tono y una trama muy superior a la de mayoría de los mangas de su género. Los dilemas morales que plantean son muy serios, la violencia mental, la lucha a muerte, siempre intelectual es salvaje.
El estudiante perfecto, el chico que nunca ha roto un plato encuentra un cuaderno con unas ‘instructiones de uso’. La primera norma: Cualquier humano cuyo nombre haya sido escrito en este cuaderno morirá. A Light (Raito, en japonés), le despierta la curiosidad. Es el mejor estudiante del país y no se puede creer esas cosas. Lo prueba y funciona ya no hay marcha atrás. A partir de ese momento se desata una furia asesina, un poder que va mucho más allá de la comprensión humana. La mayoría de los mortales hubiera usado el cuaderno para hacerse más rico, para conseguir el amor de su vida o para ganar algo. Ligth decide que el mundo está podrido, que hay una poca gente mala capaz de corromper al resto, por eso comienza a limpiar escribiendo el nombre de los criminales que aparecen en la tele. El usuario de la libreta necesita para matar el nombre y tener en mente el rostro de la víctima.
El cuaerno lo deja caer Ryuk, un shinigami aburrido de tanto apostar y de tanto dormir. Además, le gustan las manzanas. Ryuk tiene un carácter muy particular. Jamás colabora con Light, no le ayuda y además se lo advierte. “Es mi carácter”. Light lo acepta, eso y mucho más. Saber que el humano poseído por un shinigami no puede ir ni al cielo ni al infierno y que será Ryuk quién escribirá su nombre en la libreta para que muera. En escena aparece L, un detective conocido en todo el mundo pero del que no se conoce ni la cara ni el nombre y que comienza a perseguir a Light (ya bautizado como Kira en Internet).
La relación entre Ligth y L es cuanto menos, curiosa. A pesar de ser enemigos y a pesar de que los dos lo saben, son lo más parecido a amigos que tienen todo el tiempo. Según avanza la trama aparecen otros personajes, el más notabre, Misa. Una pop idol con una obsesión enfermiza por Kira. Pero ya no voy a contar más la trama. Basta con saber que la tensión jamás decae, que tiene momentos que realmente se graban en la memoria y que si no fuera un manga japonés sería un éxito del nivel de Perdidos, por ejemplo. De todas maneras existen rumores de una adaptación americana con póster incluido, pero yo no he visto nada en ningún sitio más o menos oficial. El caso es que contra todo pronóstico si lo que dice el primer enlace es cierto, la cosa no pinta mal (espero que no se la cargen, acabarían conmigo).
Lo que realmente llama la atención de esta historia es la enorme carga moral. ¿Tiene razón Light? El mundo está podrido por unos pocos, son lo que lo estropean todo. En principio, parece que tiene razón, hay gente que merecería morir. El problema es que el que mata a otros seres humanos tarde o temprano, de una forma u otra lo acaba pango. Light acaba por convertirse en un ser malvado, se cree superior al resto, un dios que gobiernará un mundo sin maldad. Es él mismo quien acaba corrompiéndose. A lo largo de todo el relato hay varios personajes que se cuestionan la moralidad de Kira, sobre todo los policías del equipo formado por L para perseguirle, incluso el propio L.
Es un detalle muy importante el final. Los autores no quieren que Light se convierta en un icono aún teniendo todos los ingredientes para serlo: (inteligente, algo inadaptado, un tanto psicópata…) por eso acaba loco, desquiciando y suplicando por su vida. Creyéndose un dios, un héroe, un salvador. La humillación final es espectacular, la derrota intelectual total. Las pruebas que se buscan todo el rato aparecen. Y es Ryuk quien escribe su nombre en el Cuaderno de la Muerte.
Así, quién se ha convertido en icono ha sido L. El chico inteligente, rarito como el solo, retraido y brillante es un ídolo del masas del nivel de Rei (Evangelion). Pero no es tan distinto a Light. También se plantea hasta que punto puede llegar, probar la libreta es un límite que no debe cruzar aunque desee hacerlo. L no es un héroe normal, ni mucho menos. Debajo de toda esa apariencia escéntrica (cómo se siente, coge las tazas o los papeles…) no deja de ser un chaval con bastantes inseguridades.
El anime es exactamente igual que el manga y tiene los openings y los endings más equilibrados que he visto. Los hay que me gustan más, pero estos son la perfección técnica. El segundo opening es mítico.
-MEG-