¿Alguna vez has querido que alguien diera su vida por ti? ¿Alguna vez has pensado que eso es lo más bonito, romántico, loco que alguien puede hacer? ¿Y si además quien lo hace es un psicópata? Pues mejor todavía. Ese es Gin.
—————————————– TIENE MUCHOS SPOILERS ———————————-
Gin es cruel, retorcido, le gusta hacer sufrir, es malo vaya. Lo peor de lo peor. Lo sabes desde el primer momento. Es una víbora que devora todo lo que le viene bien. No obedece a ningún mandato. Ni siquiera Aizen puede estar seguro de su fidelidad. ¿Se arrima al sol que más calienta? Eso parece, pero no es así.
Los animales con los que se identifica son dos. Un zorro, por la eterna expresión de su cara. Siempre con una sonrisa burlona y los ojos cerrados. Además, su manera de hablar distante y profundamente educada es propia de un dialecto de Kyoto. Sin embargo, a pesar del respeto que desprende su forma de hablar es un vacilón. El segundo animal con el que él mismo se identifica es con la serpiente.
Pero Gin está enamorado de Matsumoto, pero como él no es normal el amor que siente tampoco lo es. Regala la vida a la causa que él cree más justa: que Rangiku sea feliz, que nadie la hiera. Le gustaría tenerla en una burbujita dónde nada la alcanzara pero resulta que eso no puede ser así que… Gin dedica su existencia a ‘vigilar’ al hombre más peligroso de la Sociedad de Almas. Se convierte en la mano derecha de Aizen desde que es un crío. Y Aizen reconoce en él a un superdotado, alguien extremadamente inteligente y extraordinario como shinigami. Uno de los tres niños prodigio (Hitsugaya, Yachiru y el propio Gin) Alguien que conviene tener cerca.
Todo el mundo sabe que la infancia marca toda la vida. Gin conoció a Rangiku siendo un niño. La salvó de morir de hambre y de frío y se enamoró de ella para siempre. Para ella no se sabe bien que es, pero desde luego le aprecia profundamente, piensa en él, se preocupa, se entristece por la ‘traición’, se pregunta por lo que le pasa por la cabeza, algo realmente difícil de averiguar, puesto que si algo es Gin es enigmático. También le quiere.
Su muerte sólo ha sido un reflejo su vida. Lo mata Aizen, su ‘jefe’ mientras intenta acabar con él para que Matsumoto pueda ser feliz. Ella llora porque después de tantas dudas, inquietudes Rangiku (que aunque es rubia no es tonta) por fin se da cuenta de que Gin lo hizo todo por ella. Que la traición no fue tal y fue ella quién consiguió sujetarle a una humanidad con la que no se lleva demasiado bien. Su muerte es triste y conmueve. Lo normal si te paras a pensar el desarrollo de la vida de este hombre. Lo dio todo por la felicidad de una mujer y perdió la vida en el intento. Así que no pudo disfrutar del triunfo. Dejó a Matsumoto sola. Seguramente con la certeza que todas maneras él no es persona para nadie.
Siempre me ha caído bien. Era malo y no lo escondía. Alguien tan complejo se merece, como mínimo, un respeto. Siempre he sabido que lo de Matsumoto no era una tontería que no sólo pasaba por allí sino que esa relación se merecía algo grande. Y así ha sido. Es una historia que siempre va implícita, en segundo plano, con discrección (como lleva él sus cosas) pero siempre está ahí cada vez que le ves o cada vez que la ves a ella. Y si están juntos siempre es poético.
P.D. Me falta un misterio por descubrir: el color de ojos de este tío. Aunque se le ven pocas veces la primera vez que se ven en el anime son un marrón casi rojo. El día de su muerte son azules hielo. En alguna peli por ahí son dorados. No entiendo los cambios. En el manga siempre parecen azules.
– MEG –