Me he puesto a escribir y me ha quedado un poco largo, así que lo haré en dos o tres entregas.
Mucho se ha hablado de este cómic, sobre todo últimamente gracias a la película que se estrenó hace un par de semanas. Que si es una obra maestra, que si es El Quijote del cómic… y aunque creo que no es perfecto, sí que es un excelente ejemplo de cómo construir una historia en viñetas.
Para quién no sepa lo que es Watchmen, a estas alturas, lo primero que debería saber que es no es un cómic de superhéroes al uso. O sea, que lo de volar o tener visión de rayos X no tiene nada que ver. Son personas normales ‘comprometidas con su país’ que adquieren unas identidades secretas y se dedican a luchar contra el crimen.
A partir de aquí se revelan detalles de la trama. Si tienes intención de leer Watchmen o de ver la película es mejor que no continúes.
Un día, un científico sufre un accidente nuclear y obtiene ‘superpoderes’. El Gobierno de los EE.UU. lo usa como arma, y para asustar a los rusos en plena Guerra Fría . La población está asustada, el terror nuclear, un botón desencadenaría la Tercera Guerra Mundial. Además, son los primeros años de los ordenadores y de la tecnología tal y como se conoce en el siglo XXI.
Entonces comienza el declive de los Watchmen en medio de una revuelta social, una Ley los declara ilegales. Unos abandonan, hacen pública su identidad y se dedican a vivir su vida. Otros continúan en la sombra o lo hacen al servicio y con autorización del Gobierno.
Toda la historia está contextualizada en un ‘presente alternativo’ en 1985. Aunque los presidentes siguen siendo los mismos, Dave Gibbons y Alan Moore imaginan un mundo en el que existen los superhéroes y los introducen en la historia con una tremenda carga política. A esto cabe añadir que existen algunas diferencias en la forma de vestir, los vehículos y otros pequeños detalles que dicen que ese mundo no es del todo el mundo en el que vivimos.
– MEG –