Hablar de Aizen no es fácil. Seguramente sea el mejor malo surgido del shonen en esta última década tanto su carácter como poder potencial.
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Souske Aizen, capitán del quinto escuadrón, siempre quiero romper las barreras impuestas al poder de los shinigamis. Para ello, no dudó en experimentar con los propios shinigamis y unirlos a sus enemigos, a los seres que deben exterminar, los hollows, para que puedan tener algunas de sus propiedades. Dentro de la maldad innata de este tipo de personajes y de la ambición sin límites de este hombre tiene un par de cualidades dignas de admirar a parte del nivel alcanzado:
– Es uno de esos malos con glamour, con mucha elegancia y más retorcidos que nadie dentro de su aparente transparencia.
– Es correcto, educado, culto y seductor en extremo. Que se lo digan a Inoue (con momentos realmente delicados) y sobre todo, a Hinamori.
– Se molesta en descubrir cosas nuevas, aunque sea de una manera cruel tampoco está muy lejos de los experimentos de los humanos en nombre de la ciencia.
Traicionó a su capitán (Hirako) en los tiempos en los que todavía era teniente y consiguió que tanto él como otros compañeros se convirtieran en unos híbridos entre shinigamis y hollows llamados vizard, que juran venganza. También consiguió que Urahara, Yoruichi y Tessai acabaran exiliados en el mundo real tal y como se explica en ‘Turn Back de Pendulum‘.
100 años más tarde de eso aparece un Aizen con pinta de profesor de Universidad enrrollado, capitán del quinto escuadrón, del que fue tenitente. Amable, comprensivo, dulce, un encanto, vamos, así que cuando aparece asesinado clavado contra una pared nos da una pena infinita, igual que a su teniente, Hinamori, que se vuelve medio loca e intenta buscar y cargarse al asesino por todos los medios.
Al final, resulta que Aizen fingió su propio asesinato para poder acabar con los mandamases del Seiretei, y hacerse con una piedra (hogyoku) que le permite crear un nuevo tipo de ser llamado arrancar, así como suena, en español. Después de eso sus planes son llegar hasta el rey de los shinigamis para matarlo.
Por el camino, intente asesinar a su teniente, Hinamori, que le admira profundamente (y más cosas). Casi consigue que ajusticien a Rukia puesto que es ella quien lleva dentro la piedra que busca.
Es frío y calculador, como todos lo malos, pero Aizen tiene una ambición sin límites y tiene pinta de no tener puntos débiles. En aparariencia no hay forma de derrotarlo. Su zampaktou, Kyouka siugetsu, tiene la capacidad de ‘hipnotizar’ a aquellos que la miran en su forma liberada. Así pudo engañar a todos los oficiales shinigami para que creyeran que el cuerpo clavado en la pared era el suyo. Una vez que lo has visto no puedes escapar de la ilusión creada, nunca, por lo tanto todos los shinigamis están hipnotizados, capitanes, tenientes y el resto de oficiales, todos salvo Ichigo, con lo que se convierte en la última y única tabla de salvación para la Sociedad de Almas.
Cuando se descubre y todos conocen ya su traición se quita las gafas y se peina, en un guiño, creo que evidente, a Superman, incluso guardan un cierto parecido físico.
Aizen es uno de esos malos destinados a trascender en el tiempo, aunque al final, como todos los malos, acabe muriendo por tener un carisma superior en una serie dónde el carácter de los personajes es la pieza clave.
– MEG –