Watchmen es una obra coral. No hay un protagonista, pero si que ciertos personajes destacan por encima de otros:
– El Comediante. Su muerte desencadena el relato que centra Watchmen. Es un hombre cínico, amoral, machista, fascista… una joya, vamos. Tras la declaración de ilegalidad de los vigilantes él sigue en servicio cumpliendo con las órdenes del Gobierno y bajo su amparo.
Él es el puente entre las dos generaciones de vigilantes, su vida se va conociendo mediante avanza el relato. Es la única persona que es capaz de ver que se le está utilizando y aún así no le importa. Ningún Watchmen es intachable. El Comediante puede que sea el peor de todos.
El Comediante esconde varios secretos, a cada cual más escabroso, de acuerdo con su poca moralidad. Utiliza al Gobierno, a las mujeres y a todos los demás con el fín de dar rienda suelta sus más bajos instintos.
– Dr Manhattan. Es el que más se acerca al prototipo de superhéroe aunque con muchos peros. El Dr Manhattan es Jon Osterman, un científico que sufrió un accidente nuclear su cuerpo de descompuso y volvió de nuevo aunque con un aspecto muy peliculiar. Pero el físico no fue lo único que cambió, sino su forma de pensar. Está totalmente alejado de las preocupaciones humanas, para él no son más que átomos, una forma de vida o algo inerte no tiene mayor importancia. Su vida es la relatividad y la cuántica, no la guerra, no los dolores humanos, ni siquiera de las personas que le rodean y le quieren.
La politización de su personaje es importante. El Gobierno de EE.UU. le usa contra los rusos, como arma activa o simplemente intimidatoria. Una de las escenas más memorables está protagonizada por él. Laurie y él mantienen una conversación sobre el destino del mundo en Marte, encima de una maquinaria de reloj gigante.
– Rorscharch (es el nombre de un eminente psicólogo), también es un personaje políticamente incorrecto. Resentido, de carácter fascista, enfermizo, sociópata.
Con una infancia muy complicada que se va conociendo a lo largo del relato y aunque es un personaje que cae mal en principio se acaba empatizando con él (aunque no se identifica). Su diario es el aspecto que más ayuda a conocer al personaje, se conocen su ideales, su odio hacia el crimen, su empeño en seguir siendo un vigilante fuera del sistema, ilegal, sin depender ni rendir cuentas al Gobierno.
Rorscharch es el superhéroe más característico, tiene un símbolo, una doble identidad, un modus operandi concreto…). Es el antihéroe, alguien antipático que provoca repulsión.
– Laurel Juspeczyk (Espectro de Seda). Es la chica de la historia, aunque realmente no quiere ser una superheroína se ve abocada a ello puesto que su madre fue una de los vigilantes de primera generación. Conoció a Jon Osterman cuando ya era el Dr. Manhattan, se enamoró muy joven de él y provocó que el hombre azul abandonara a su anterior pareja.
Tanto ella, como su madre, Sally Júpiter conservan los tópicos de las superheroínas: físico espectacular, trajes ceñidos, actitudes poco profesionales y nombres sugerentes. Tras todo eso se esconde un gran conflicto familiar, la madre de Laurel jamás se comportó como tal, no mostraba afecto por su hija y se comportaba como una estrella. Todo eso provoca que Laurel odie su actividad como heroína.
– Dan Dreiberg (Búho Nocturo). Tanto este personaje como el de Laurel Juspeczyk son los más políticamente correctos del cómic. Los dos dejan de ser superhéroes por voluntad propia. Búho Nocturo se basa descaramente en Batman, hasta el punto de bautizarse como otro animal volador y nocturo. Todo en él recuerda al murciélago, esta podrido de pasta y pone ese dinero en comprar la tecnología y la infraestructura necesaria para ser un vigilante.
Quizá sea el personaje más sentimental de la historia. A medida que se va haciendo mayor le crece la barriga y tiene algunos problemillas de disfunción sexual. A pesar de todo acaba formando equipo con Rorscharch para investigar la muerte de El Comediante. También consigue superar de algún modo los complejos gracias a su papel como vigilante.
– Adrian Veidt (Ozymandias). Extremadamente sofisticado, inteligente y culto ha sido el único ex vigilante capaz de sacar rendimiento económico a su condición. Como otros personajes esta primera impresión no es nada más que una fachada para un personaje mucho más oscuro y retorcido que acaba siendo fundamental para el desenlace de la historia.
Tanto su mascota (una mezcla de lince y tigre, cómo todo lo que le rodea contribuye a creer que es un hombre impecable, con un gran sentido del deber, ambicioso pero recto. Una de las imágenes promocionales del cómic le describe perfectamente: sentado delante de un montón de pantallas, controlando lo que dice todo el mundo en pleno conflicto de la Guerra Fría.
– MEG –