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Turquía se encomienda a un jugón trotamundos

El modesto Pinar Karsiyaka sorprendió a los todopoderosos y millonarios Fenerbahce Ulker, Anadolu Efes y Galatasaray para hacerse con el título de la liga turca. De la mano de Bobby Dixon se hizo con un campeonato en auge, que ha tirado de talonario para incorporar a los mejores jugadores de Europa para colarse entre los torneos más importantes del viejo continente y, con ellos, formar equipos que aspiren a tomar para el país otomano una Euroliga que patrocina las líneas aéreas turcas.
De momento, todavía les queda dar un paso importante para aspirar al cetro que actualmente ostenta el Real Madrid, el mismo paso que le falta a su selección nacional para colarse entre las grandes de Europa. Con una generación de grandes jugadores que comienzan a perderse por el camino, sólo ha mostrado destellos de lo que podía haber llegado a ser en el Mundial de 2010, cuando alcanzó la plata como anfitriona. Pero sus decepcionantes actuaciones en los dos siguientes campeonatos continentales volvieron a sumir a Turquía en la segunda división del baloncesto. Su carácter ciclotímico le hace, no obstante, asomar la cabeza de vez en cuando. Como el veranos pasado, cuando fue capaz de plantar cara a los imparables estadounidenses y de alcanzar los cuartos de final en la Copa del Mundo celebrada en España.

Ese temperamento variable es una seña de identidad de esta selección. Viene marcado por la particular personalidad de sus jugadores. De fuerte carácter, expresivos, excesivos hasta los extremos en las celebraciones y en las discusiones, con subidas y bajadas de intensidad en un mismo partido. Así son buena parte de los componentes del equipo otomano. Entre ellos su entrenador, Ergin Ataman. Y eso, precisamente, es lo que también les convierte en peligrosos rivales porque, en esa montaña rusa en la que se puede convertir un partido, los turcos se mueven a gusto.
El rival de España en la segunda jornada del Eurobasket (21.00 h. Cuatro), aspira, por tanto, al todo y la nada. Llegan al campeonato con un equipo en plena reconstrucción, sin su gran referencia de los últimos lustros, Hidayet Turkoglu, y con grandes ausencias, como la del poste de los Pelicans de New Orleans, Omer Asik, por lesión; la del nacionalizado Emir Preldzic; o la del compañero de Serge Ibaka en los Oklahoma City Thunder, Enes Kanter, por supuestos motivos políticos, según explicó el propio pívot.
Y en esta situación de aparente anarquía constante, Ataman se ha aferrado a un jugador para, de momento, intentar superar el grupo de la muerte y pasar ronda, objetivo nada sencillo. Quién sabe si después será capaz de intentar volver a alcanzar un pico histórico para el baloncesto de su país. De momento, el francés Tony Parker ha señalado a Turquía como uno de los rivales al título por delante de adversarios más temibles como Serbia, no se sabe si por conocimiento o por lo contrario.
Ese faro que debe iluminar el camino es el MVP de las finales de la liga local, un recién aterrizado pero que cuadra muy bien en ese ambiente de supuesta desorganización y guerras individuales sobre la cancha. El pequeño Bobby Dixon (1,78 metros) ha adquirido la nacionalidad para este torneo y, ya como Ali Muhammed -un nombre que eligió como homenaje al mítico boxeador, su ídolo de juventud-, será el organizador y referente de los turcos. A sus 32 años, y con un jugoso contrato firmado con el Fenerbahce, este trotamundos estadounidense (ha pasado por varios clubes de las ligas polacas, italiana o francesa) parece haber encontrado su sitio por estas tierras y se ha convertido de sopetón en la estrella de un ‘roster’ en el que también brilla Ersan Ilyasova. El ex del Barça, ahora en los Detroit Pistons tras una más que digna trayectoria en los Milwaukee Bucks, tiene todo el talento y el físico para poner en aprietos a cualquier rival pero, pese a su evidente madurez y evolución en la NBA, es tan temible cuando se encuentra cómodo lanzando desde la línea de tres como apático e inexpresivo cuando no le salen las cosas. La cuestión es ver qué cara va a mostrar ante España.
Los exteriores de ‘La Roja’ tendrán trabajo para intentar parar a Dixon, mientras que los hombres altos de Scariolo deberán centrar sus esfuerzos en desestabilizar a Ilyasova y frenar las acometidas de los duros Savas y Erdem.

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