La Liga, ¿la ganó el Barça o la regaló el Madrid? El eterno debate de los entornos. Los azulgranas ya no enamoran, pero se mostraron más regulares que los madridistas que sacaron muy pronto la bandera blanca. En la sexta jornada la distancia entre el puente aéreo ya se cifró en ocho puntos. Una barrera insalvable.
En los triunfos que coleccionó sin brillo y en las postrimerías de los partidos en este curso hubo quien resaltó el espíritu, afán de superación y fe de los azulgranas. Había que buscar una coartada. Ver para creer. En las anteriores, estas cualidades no estaban contempladas en el libro de estilo culé que ensalzaban el fútbol de toque y juego asociativo. Pese a mostrarse más endeble y dar más facilidades atrás en comparación al mostrado bajo el magisterio de Guardiola, el liderato culé no se vio nunca amenazado en el parto de la presente Liga.
El Barça cumplió con el calendario, mientras que el Madrid fue una moneda al aire. De ello se aprovechó un Atlético que salió del armario. Primera vuelta colosal la suya. Lástima el eterno complejo del Manzanares. No sé qué hay de malo en decir que se puede luchar por la Liga. El discurso fue ir partido a partido. Funcionó la cantinela hasta mediada la segunda parte del campeonato cuando se descubrió que la plantilla no podía dar más de sí y que era corta. El Madrid sacó su fútbol directo en cuentagotas y le bastó para cerrar el círculo de la bipolaridad.
Sin pelea por la supremacía, otro año más, Messi y Cristiano protagonizaron un duelo canibal por el Pichichi y en el resto de competiciones. 60 y 50 dianas, respectivamente, llevan la firma de cada uno en este ejercicio. El argentino, que ya ha dicho adiós a la temporada por una lesión, y el portugués se retaron cada encuentro con dobletes y hat tricks. Ellos solos se bastaron para inclinar la balanza hacia el lado azulgrana y merengue. Incluso se vieron obligados a salir desde el banquillo para arreglar el desaguisado de turno.
JUGANDO MERMADOS, DANDO ASISTENCIAS Y DECIDIENDO
Dos plantillas con futbolistas de renombre, pero de boquilla. Messi y Cristiano no tuvieron lugartenientes, un socio, una mano derecha que les permitiera tomarse un respiro. En momentos puntuales, además de goles, tuvieron que reinventarse como asistentes. No hubo nadie a su vera que les quitase una mínima cuota de liderazgo y efectividad. .Nadie quiso un minuto de gloria a costa de los dos. Se vio en las semifinales de la Champions. El argentino jugó mermado en Múnich. Como el portugués en la vuelta ante el Borussia Dortmund.
Y es que Messi y Cristiano cuando no están no tienen quien les escriba. Iniesta, Cesc, Villa, Alexis, Özil, Higuaín, Benzema o Modric prefirieron vivir a la sombra del 10 y el 7. De la Pulga y el Bicho. Los blancos aún pueden redimirse y escribirle al luso. Tienen la final de Copa. El próximo curso será diferente. Barça y Madrid buscan un compañero, un socio mediático a sus estrellas. Neymar es el elegido. El Barça, como viene siendo habitual últimamente, tiene ganado este partido. El Madrid deberá pasar un casting para dar con el suyo.