El mejor jugador del mundo está enfadado, ¿qué le pasa al mejor jugador del mundo? Su careto fue todo un poema el pasado martes cuando Martino le sustituyó ante la Real. Y es que al ‘10’ no le gusta que le cambien. Quiere jugarlo todo. El argentino ha sufrido una metamorfosis de un tiempo para acá. En el cajón de sastre acumula varias salidas de tono. El escupitajo a Duda, los reproches a Villa por no pasarle el balón, los toques a los canteranos… Y encima están sus problemas con Hacienda. ¡Ah! Y hasta Cruyff ya no le ve indispensable en el Barça. El gurú del barcelonismo opinó en pretemporada que era partidario de su traspaso ante la llegada de Neymar. El brasileño, competidor en potencia, en el vestuario y en el favor de la grada, otro foco en la medición del estado de ánimo del argentino. Messi está de ‘malas pulgas’. En el campo no oculta ni se corta cuando algo le desagrada. Aspavientos, miraditas, provocaciones a algún que otro banquillo rival y protestas. El pasado martes, nuevo capítulo. Messi se mosqueó tras su sustitución a falta de 10 minutos para el final frente a la Real Sociedad. El partido estaba resuelto. El que quiso verlo lo vio. Yo, por lo menos, sí.
El argentino, tras despedirse del público y saludar a Sergi Roberto, bajó la mirada ante Martino, que desde una escasa distancia le buscó con la mirada. Luego, tras rebasarle, hizo caso omiso a un par de palabras que le dirigió su técnico. Eso sí, cuando pasó de su radio de acción, levantó la cabeza y le observó brevemente con indiferencia. Ya en el banquillo, nadie se atrevió a decirle nada. Ni un gesto, ni una palabra. Ni su íntimo Pinto se dirigió hacia él. Se fue solo a un lado del banco. Primero, reflexivo, para después, quitarse la hierba de sus botas. Luego, al término del partido, Martino trató de saludarle. Nuevo comentario corto y nuevo regate de Messi a su técnico al ganar antes las escalerillas hacia el vestuario.
Martino hizo y hace su trabajo. Le sustituyó a falta de 10 minutos con un partido ya finiquitado. El debate sobre los cambios a Messi se reabrió. Ante el Levante ya lo mandó al banquillo antes de tiempo. “Seré cuidadoso para no sacarlo cinco veces seguidas”, dijo el de Rosario tras el choque ante los granotas. Viendo el careto de Messi al ser sustituido ante la Real debió pensar que la segunda vez habría llegado muy pronto. El técnico no es un mamporrero ni un florero. Tiene una máquina en buen estado de funcionamiento, pero necesita unos pequeños ajustes. Él tiene sus ideas y las va a llevar a la práctica. Duela a quien le moleste. ‘El Tata’ apuesta por las rotaciones y el ‘10’ no tiene bula, aunque él piense que debe jugarlo todo. Veremos si hay pulso. Y quien es el que tiene el poder de mando.
Messi puede presumir de ser indispensable en su empresa. ‘La Pulga’ se toma muy en serio su trabajo. Es un obseso. Como muchas personas en otros ámbitos de la vida. Él busca mejorar sus registros. Su duelo con Cristiano Ronaldo sigue y estará ahí latente. Dos fieras feroces que se exigen y hacen lo propio con el otro. Ahí están sus números. Messi debe entender que su compatriota vela por la salud e integridad como con el resto del vestuario. El calendario es duro y exigente y hay que equilibrar fuerzas de cara al último tramo de la temporada. Messi se lo agradecerá. En julio hay Mundial.
Martino también quiso dejar clara su autoridad con la sustitución del ‘10’. El argentino, que puede establecer un récord si el Barça gana en Almería, vino soportando críticas y dudas acerca del cambio en el estilo de juego del Barça tras el 0-4 en Vallecas. Un debate abierto por los correligionarios de Cruyff y Guardiola en la Ciudad Condal y no desde la capital. Esta acotación va dedicada al sinpar Dani Alves. Que ve fantasmas, de color blanco, por supuesto, cuando hay música de fondo por esas latitudes. Aquí, en el ‘Foro’, tenemos otros debates: el de la portería en el Real Madrid, el juego de Benzema, la conveniencia o no de que Del Bosque convoque a Diego Costa. Vamos. Vamos que estamos muy entretenidos por aquí. Y en las últimas horas, con el del arbitraje de Muñiz Fernández en Elche. El Madrid salió beneficiado. Como lo fue el Barça hace unas semanas con el trencilla asturiano con otro final movidito frente al Sevilla. Aunque por allí más de uno sufre de repentino Alzheimer.
Nadie duda de que Messi es el mejor del mundo. Ha hecho cosas increíbles con el balón. Incluso darle un pelotazo adrede a un aficionado. Eso no se le vio nunca hacerlo a Pelé, Di Stéfano, Cruyff o Maradona. Son cosas de los genios. Para el mí, el mejor fue Eric Cantona, y miren la que armó cuando agredió a aquel hincha del Crystal Palace con una patada de kung fu. Pero yo me quedo con sus goles y sus genialidades con la redonda. Como con Messi.