Por un día, Simeone no pensó en su máxima patentada. “El partido a partido” se esfumó en El Sadar. Se tomó un domingo sabático. El argentino se quitó la careta. Como el día del Valencia cuando con 3-0 pidió a los suyos el cuarto para ponerse líderes. Lo del “partido a partido” es una buena […]
Por un día, Simeone no pensó en su máxima patentada. “El partido a partido” se esfumó en El Sadar. Se tomó un domingo sabático. El argentino se quitó la careta. Como el día del Valencia cuando con 3-0 pidió a los suyos el cuarto para ponerse líderes. Lo del “partido a partido” es una buena táctica para quitar presión a los suyos y dejarle todo el desgaste mediático y síquico a sus dos rivales. El Cholo es un ganador y piensa en más allá de los 90 minutos de turno. Es una pose. Un discurso de puertas para fuera. Hace cinco días, “el partido a partido” dejó de existir por espacio de una hora y media. Una milonga. Antes del pitido arbitral. En Pamplona, su cabeza y corazón estaba en el derbi. Frente a Osasuna hizo cambios en la alineación. Lo malo es que los cálculos le salieron mal. Los números no cuadraron. Una oportunidad perdida. De haber ganado a los rojillos, el morbo del duelo madrileño habría tenido un premio extra: el liderato. Este partido lo tenía señalado Simeone en rojiblanco. La alineación le delató. El Cholo, temeroso de perder efectivos de cara a la visita merengue, prefirió cubrirse las espaldas. Miranda y Arda no estuvieron en el once. El brasileño descansó. El turco salió en el segundo tiempo tras el fiasco colchonero en el primer acto.
“El partido a partido” echó de menos la garra, el ímpetu, la intensidad, el compromiso exhibido por sus jugadores hasta la jornada 26. Se quedaron en Madrid. No viajaron a Pamplona. Una fórmula que le ha servido para mantener el tipo con Barça y Real Madrid. Sin estos ingredientes, el Atlético baja enteros. Carente de esos pluses es uno más. Más de uno tenía la cabeza en el Madrid. Simeone pidió cautela a Godín Filipe Luis y Diego Costa. Puede decirse que jugaron con reservas. En caso de ser amonestados se perdían la visita merengue. Osasuna, con su misma medicina, pasó por encima a un equipo con la cabeza en el siguiente partido y no en el que estaba disputando en ese momento.
En El Sadar, el Atlético se la pegó. Un accidente. Tampoco es cuestión de sacar las cosas de quicio. La desventaja colchonera es de tres puntos. Algunos en el Manzanares sacan la calculadora. Para ver números rojos. Se ponen en lo peor. Piensan en una hecatombe. Más de uno se ve a seis puntos del Madrid sin haberse jugado la contienda. Sí, el domingo recibe a los blancos con el atuendo de líder. Enfretne, el eterno rival. Un triple estímulo mueve a un vestuario herido. Por un lado, volver a ganar a los blancos en su feudo, ante los suyos, 15 años después. Por otro, cobrarse otra cuenta pendiente. Pagar con la misma moneda a sus colegas merengues lo sucedido en la ida copera en el Bernabéu. Allí les desnudaron y dejaron a la vista sus vergüenzas. El Madrid se vistió de rojiblanco y mostró una intensidad y el otro fútbol que pocas veces se ve a los del Bernabéu. Y tercero, la satisfacción, el gozo, el orgasmo de ponerse de ganar al vecino e igualarle en la tabla y seguir teniendo opciones de ganar el título. A falta de 11 jornadas. A una de la teoría e Luis Aragonés. “La Liga se gana en las última diez jornadas”, mantenía. El partido promete. En cuanto a músculo y talento. Saltarán chispas. Se dirán de todo. Habrá patadas. Fútbol viril. Simeone diseñará un partido incómodo para el vecino. El Madrid si quiere ganar en el Manzanares, aparte de su calidad y clase, deberá aprobar el master de supervivencia. Le espera un ambiente hostil. En el césped y en el cemento. Para salir airoso deberá echar mano de la testosterona. Pero también se verá espectáculo. Buenos peloteros visten de rojiblanco y blanco.
La exhibición madridista ante el Schalke 04 ha puesto más en alerta a la tropa de Simeone. Lo que tienen claro en el vestuario colchonero es que en el Manzanares habrá más intensidad que la exhibida por los alemanes en su estadio. Tampoco jugarán a control remoto. No les dejarán tantos espacios. La consigna es que la BBC no sintonice. Todo un reto. El 1-6 impone. El subidón merengue se entiende. El atracón de halagos puede ser contraproducente. “Algún golito podían haberse dejado para el domingo” piensa más de alguno. Después de un empacho no es aconsejable hacer excesos. Tres puntos valiosos para el desenlace de la Liga. Pero aún faltaran más emociones fuertes. En la trilogía aún restarán dos contiendas: el Madrid-Barça y el Barça-Atlético de la última jornada. Abróchense los cinturones.
El derbi madrileño también lo juega el Barça desde la distancia. Dependiendo de una carambola a dos bandas puede recuperar el liderato. Lo hará sin el ‘Tata’ Martino. El rosarino lo verá desde la grada por su expulsión en Anoeta. En San Sebastián salió escaldado y su crédito pierde enteros tras la debacle azulgrana en Donosti. Un estadio que pudo haber sido su casa. La Real Sociedad sondeó su fichaje en los primeros coletazos del pasado verano. El argentino era el principal candidato para sustituir a Philippe Montanier. El Málaga también le pretendía. Al argentino le seducía la posibilidad de dirigir a la ‘Reala’. Pero puso unas condiciones. El rosarino solicitó llegar con retraso, a finales de julio, pues le había dado su palabra a Newell’s de entrenarle hasta la disputa de la final de la Copa Libertadores, algo que posteriormente no haría al caer eliminado. Otra petición de Martino fue la de tener un mes de aclimatación antes de sentarse en el banquillo. Deseaba tener un período para conocer a la plantilla, el entorno y todos los entresijos de la entidad. Si los cálculos se hubiesen cumplido, el debut del argentino se habría producido a finales de agosto, dos semanas después del inicio de la Liga.
Jokin Aperribay no aceptó las pretensiones del argentino. El dirigente blanquiazul adoptó una postura valiente. Darle el mando a Jagoba Arrasate. Un aplauso. Desde fuera de San Sebastián se entendió como un canto al sol, una apuesta con fecha de caducidad. El inicio fue duro, pero 26 semanas después, la Real enamora con su fútbol y remontando puestos en la tabla ya está en los puestos europeos y con ganas de echarle el guante al Athletic por la cuarta plaza. Una Real que volvió a meterse 25 años después en la semifinal de Copa, y que pudo haber tenido su chance, si se hubiera pitado aquel penalti de Mascherano a Carlos Vela. Lo que parecía una Liga aburrida está resultando apasionante. Tras el duelo de los tres tenores de nuestro fútbol, en otro escalón aparecen Athletic, Real Sociedad y Villarreal. Alguno de ellos ya les ha sacado los colores a los candidatos y puede que asuman el papel de jueces de la Liga. Tiempo al tiempo.