Ocho para el final. El derbi catalán abrirá boca en otra jornada apasionante. El Barça, entonado, acude a Cornellá- El Prat con la moral reforzada tras su golpe en la mesa en el Clásico, pero tocado, por la baja de Víctor Valdés. Las dudas vuelven a instalarse en su portería. Martino deberá dotar de de un mayor cinturón defensivo para arropar a Pinto. El gaditano verá aumentada la guardia pretoriana con el fin de que le lleguen los disparos justos. Este Barça no es fiable atrás. Le crean muchas ocasiones y está claro que no es lo mismo chutarle a Víctor Valdés que a Pinto. Morbo a la vista. En Can Barça se llega a la hora de la verdad para jugarse el todo por el todo con el guardameta suplente. Vamos, una pizca más de emoción. Los periquitos tienen una buena oportunidad de poner a prueba al mejor amigo de Messi, y de paso, ponerle más sal y pimienta a la Liga.
Hace una semana apunté que al Atlético le convenía una victoria merengue en el Clásico. Aunque ya no valga, me ratifico. Sí, el Atlético, tras ganar en el Villamarín, depende de sí mismo. Como ahora el Barça. Si llegasen a la última jornada con un punto de diferencia, los azulgranas tendrían el factor campo a su favor. Peor enemigo son los culés que los merengues. Iniesta, Messi, Neymar van a más. Martino tiene más alternativas para desastacar un partido. El calendario es más benigno para los del ‘Tata’, y encima, llegarán a la última jornada al trascendental envite como locales. Si hubiesen vencido los merengues el pasado domingo, el Barça estaría ahora a cuatro puntos de los rojiblancos. A veces, la cabeza debe primar al corazón en lo referente a las filias y fobias con el vecino. Es cuestión de practicidad. De matemáticas. Aunque suene a traición. Hay que espantar a los fantasmas.
En San Mamés le espera al Atlético una auténtica prueba de fuego. En Bilbao debe pasar el test del campeón. Los de Valverde se juegan la cuarta plaza y no saldrán a rendir pleitesía a los madrileños por su temporadón. Pese a caer eliminados, el antecedente de la Copa ya dejó bien claro el potencial de los bilbaínos. Courtois, al que muchos ven prohibitivos los 25 millones que cuesta su fichaje, fue uno de los artífices de la victoria. Los colchoneros han sido de momento los únicos que han podido profanar el templo bilbaíno, pues culés y merengues no pudieron sumar los tres puntos en El Botxo. El Atlético deberá mostrar su mayoría de edad y saber afrontar su condición de líder y serio aspirante al título. Lo de ir de tapado ya se acabó. Simeone sigue jugando su otro partido con inteligencia. El de la guerra mediática, pero él y los suyos, son conscientes de que deben afrontar su nuevo estatus. Deben demostrar que están preparados. Se han visto con opciones reales en el ‘rush’ final y ahora llegar a la cima depende exclusivamente de ellos. Llega la hora de la verdad y sienten la presión en el cogote. Ya se pudo verla ante el Granada. Hubo vértigo ante los andaluces. Ahora, más carnaza ante los leones. En la nueva Catedral pueden doblar las campanas para conocer al nuevo campeón. Si la tropa del Cholo pone una pica allí habrá dado un paso de gigante. Quedarán siete jornadas. Un partido a partido menos. A la espera del decisivo choque del Camp Nou. Siempre y cuando que Atlético y Barça no fallen. Habrá que verlo si aprueban las reválidas ante el examen final. Antes, duelo fraticida en la Champions. Está claro que habrá daños colaterales para el que caiga eliminado.
Mientras, el Madrid ya no está radiante. De un plumazo vio cómo se le esfumaron los siete puntos de ventaja con el Barça. Los tuvo hasta que surgió el penalti y expulsión de Sergio Ramos. Ahora, los de Ancelotti deben esperar el doble fallo en cadena de sus contrincantes. El italiano volvió a dar muestras de su errónea elección en los cambios. Políticamente correcto. Previsible. No se atrevió a sustituir a Xabi Alonso, desaparecido en los dos últimos combates y tardó en demasía en dar entrada a Morata como revulsivo en el Pizjuán. Un Ancelotti, que no ha dado la talla en los momentos cumbre de la temporada. En el Bernabéu acabará la jornada para el tercer candidato. Ya sabrá lo que habrán hecho los demás. Le espera un Rayo pujante. Entrenado por Paco Jémez. Aire fresco en los banquillos. Los merengues, con varios incendios dentro de la casa (véase el eterno debate Diego López-Casillas o el mal momento de Xabi Alonso) se debatirán en optimizar sus recursos para la Champions y la final de Copa. Solo un apunte más. Di María es un futbolista primordial en el engranaje merengue. Jugador desequilibrante y vertical. El que diga que su posible venta es un buen negocio es una atrocidad. En tal caso, una buena noticia para su comprador y los rivales directos de los blancos. A ocho jornadas para el final se han salido de la órbita del título. Eso sí, mucho cuidado con ellos. No hay que darles por muertos. Pero lo que está claro es que mañana en San Mamés pueden doblar las campanas para acercarnos a conocer al futuro campeón, o si no repican, poner más emoción a esta bendita Liga que nos está tocando vivir.