Seminci – Caro Diario. Viernes 24 de octubre
Contaba hace poco Diane Keaton que en la escena de la boda que abre ‘El Padrino’ se sirvieron bebidas de verdad, con lo que todos acabaron un poco o mucho perjudicados, desde los figurantes a los protagonistas. El único que no bebió fue Marlon Brando, que tardó varias rondas en terminar su monólogo en el despacho oscuro, y además debía bailar con su hija el vals triste de Nino Rota. Carne de gallina pone ese plano, prendido a las jornadas de cine y vino que hoy arrancan en el LAVA.
Donde ya no estoy tan seguro de que los intérpretes llenaran su vaso con néctar verdadero es en ‘El hombre tranquilo’, aunque los ojos achispados de Barry Fitzgerald dado vida a Michaleen solo pueden provenir de varias Guinness del pub de Cohan. Es curioso, pero la memoria alcohólica del cine recala una y otra vez en películas de John Ford. Ese momento en que el estirado Henry Fonda de ‘Fort Apache’ manda al sargentón de Victor McLaglen que destruya un cargamento ilegal de whisky. ¿Cómo olvidar su disciplinada respuesta, mirando a sus subalternos?: “Muchachos, vamos a tener mucho trabajo…”. O el médico de Shimbone, la ciudad de ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, que avisado con urgencia porque acaban de tirotear a Liberty, solicita en alta voz una botella de whisky, ¿tal vez para reanimar al moribundo? Se bebe un largo trago y tras dar un puntapié al cuerpo del forajido sentencia: “¡Muerto!”. Ay, aquella escena del saloon de ‘Pasión de los fuertes’ cuando Victor Mature aparta a los cómicos borrachos y devuelve a Shakespeare la cadencia de sus versos…
Solo se me ocurre otro director a la altura de las ingestas alcohólicas de Ford: Sam Peckinpah, en esa obra maestra que es ‘Grupo salvaje’. Si un día deciden revisarla procuren tener a mano algo que beber, aunque el cielo de la proyección esté en una sala oscura con un grupo de amigos compartiendo una botella, a semejanza de los forajidos que descubren la amistad como sentido postrero de una vida errática.
Un brindis por esa iniciativa de mezclar cine y vino. Como dijo Michaleen, ¡Homérico, Homérico!