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Jorge Praga

Hoy empieza todo II

Un viaje, una boda y la historia de un ojo

Seminci – Punto de Encuentro. Viernes 24 de octubre

Como dice uno de los protagonistas de ‘En el último trago’ para reflejar su edad, “¡Esta ya no sirve ni para mear!”. Son octogenarios que se ven metidos en una divertida aunque irregular ‘road movie’ dirigida por el mexicano Jack Zagha Kababie. En la partida de dominó que arranca las primeras risas se cuece el desafío, trasladar al museo del cantante José Alfredo una servilleta con un borrador suyo. Como el dueño del fetiche se muere en la misma mesa, a sus amigos no les queda otra que ponerse en marcha: uno en su taca-taca, otro con el corazón a punto de infarto, el tercero lleno de miedos.

Con esos héroes tan singulares los rituales del viaje se respetan. Pues se trata no tanto de alcanzar el destino, sino de superar las pruebas. Pero la hazaña se culmina, la mesa de dominó les vuelve a reunir, y la obra se cierra como se abrió, con una eutanasia a la mexicana: “¡Cinco tequilas!”, uno detrás de otro con los ochenta bien sobrepasados…

Historia de un ojo

La autoficción lleva años triunfando en literatura: Coetzee, Javier Marías… Mucho más difícil es localizar su presencia en el cine, pero aquí tenemos a dos jóvenes turcos, Hakki Kurtulus y Melik Saracoglu  que se adjudican esa etiqueta indagando en el mundo ocular del segundo de ellos en ‘Gözümün Nûru’.

Un director con problemas de vista. Pero la enfermedad no es solo el tema. Un semiólogo lo resumiría diciendo que el ciego es el sujeto de la enunciación. Así que la pantalla está siempre mediatizada por lo que ve y no ve el tal sujeto en sus 40 días de enfermedad. Y por lo que oye (notable trabajo con el sonido), y por lo que toca, y por lo que sueña o desea. El encierro en el ojo del protagonista acaba siendo tedioso, pero al menos hay que celebrar el arrojo juvenil que desprende, la pasión de sus homenajes a Buñuel, Bataille o Fellini, las ganas de experimentar caminos nuevos entre tanta obra defensiva.

Choque de culturas

Kadir Balci es un director nacido en Gante, pero por su nombre podemos colegir que la cultura turca no le es ajena. Y es que para su segundo largometraje ‘Trouw met mij’ (Cásate conmigo) ha montado una historia sobre una boda en el que el motor esencial es el difícil entendimiento entre las familias turca y belga de los novios. Salvo un prólogo con las vísperas de la ceremonia, el resto del metraje se desarrolla en el Ayuntamiento y sobre todo en el banquete. Hay un dicho antiguo que recuerda que te casas no solo con tu pareja, sino también con su familia. Y aquí se cumple en una fiesta que se enreda continuamente en discusiones y peleas, y que cada vez es más ácida y negativa. Al final, en una decisión un tanto postiza, parece que triunfa el amor de los novios sobre los líos entre culturas.

Donde la película guarda más valor es en su realización, con una cámara muy ágil y un montaje excelente.

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