>

Blogs

Jorge Praga

Hoy empieza todo II

Así debería ser todo

Actores y personajes, cine y vida, se van cruzando en ‘La noche americana’, el homenaje tan especial que François Truffaut prestó a su oficio. Ante los enredos que la envuelven y complican, la secretaria de producción tiene clara su preferencia: siempre el cine en detrimento de la vida. La misma lucha planea sobre la obra de Jonás Trueba, cercana a la inspiración de Truffaut, con tres películas dirigidas: ‘Todas las canciones hablan de mí’(2010), ‘Los ilusos’(2013) y ‘Los exiliados románticos’(2015). En un diálogo de la segunda un actor cuenta algo que le ha pasado, o que desea que le pase, nunca se sabe con los ilusos: se encuentra en la calle con un director de cine que rápidamente le ofrece la interpretación de un personaje de su próxima película: “Así debería ser todo, hostia. Sin representantes, sin intermediarios de ningún tipo…”. Tan feliz le hace la propuesta que se la repite una y otra vez a su amigo, entre risas contagiosas: “Sin intermediarios, sin representantes…”. Así debería ser todo, como en el cine.

*    *    *    *

Resultado de imagen de Jonás Trueba Los Ilusos

Los cineastas de la “nouvelle vague” amaron las fantasías del período clásico de Hollywood, las defendieron y recubrieron de cine de autor, pero en las películas que les encumbraron se preocuparon por dejar la huella de su experiencia, desde la orfandad necesitada de cariño en Truffaut hasta el desafío ideológico en Godard. Que la vida no pase de largo. Jonás aprendió la lección. En ‘Los exiliados románticos’ el viaje sin rumbo de los protagonistas recala en la casa parisina de un viejo resistente británico, Jym Haynes, que se interpreta a sí mismo. La cena desenvuelve un parloteo sobre temas pactados de antemano (no hay guion escrito), hasta que de repente la cuerda se agota y sobreviene el silencio, roto por el paso del camión de la basura: la realidad que esperaba fuera, agazapada. “Ese instante, ese tiempo muerto que normalmente no aparece en las películas porque todo está muy medido, me parece que es uno de esos pequeños detalles a los que te agarras para que el cine se parezca más a la vida”, declara Jonás.

*    *    *    *

El soplo vital y juvenil que cimbrea la obra de Jonás Trueba mana de la “nouvelle vague”, cómo no: de las carreras del trío de ‘Banda aparte’, o de los amoríos también de tres de ‘Jules et Jim’. Pero hay otra fuente menos citada, a pesar de registrarse cada vez que se nombra al director: el irreverente cine suizo de los setenta, en el que la alianza de Alain Tanner con la escritura de John Berger produjo ‘La salamandra’ o ‘Jonás, que tendrá 25 años en el año 2000’. El Jonás que nace en esta película iluminó el nacimiento de nuestro director hasta darle el nombre. Al Jonás de Tanner le esperaba una Suiza rica que dejaba poco sitio a los marginados y luchadores de izquierda. Cómo olvidar de entre ellos a aquel profesor de historia que en la primera clase pone a sus alumnos a trocear una morcilla. Cada tajo es un corte en el tiempo, una lección por impartir. Un profesor que ilustra sus clases con parados, con labradores, con la cajera del supermercado recién despedida –dulce Miou-Miou- a la que declara su amor ante los alumnos. Siempre envidié esa declaración. Pero era cine.

*    *    *    *

Resultado de imagen de jonas que tendra 25 años en el año 2000

La “nouvelle vague” o Alain Tanner son agua pasada a la que ahora se puede retornar casi sin mojarse. La juventud es tan repentina e intensa que aparta la consciencia, y solo se cristaliza en la posterior evocación, la de los versos de Wordsworth: “Hubo un tiempo en que los prados, las arboledas, los ríos,/ la tierra y el más normal paisaje,/ me parecieron/ ataviados con una luz celestial,/ la gloria y el frescor de un sueño”. La fuerza y el asombro del cine de Jonás es que está insuflada de juventud en acción, puro presente derritiéndose sobre sí mismo. En su primera película el baño juvenil dibujaba desde el guion personajes y relaciones. Pero las otras dos son proyectos en marcha. Frente a la cámara se fraguan las ilusiones cinematográficas de unos apasionados sin corsés de tiempo, o arranca un viaje en furgoneta a ninguna parte, con el proyecto creciendo según se van incorporando pasajeros, canciones y paisajes. Para ‘Los ilusos’ Jonás inventó la etiqueta de “cine de entretiempo”. En ‘Los exiliados románticos’ roba a León Siminiani la de “película-canción”, esas melodías de Tulsa que todos corean en la furgoneta.

*    *    *    *

Resultado de imagen de los exiliados románticos

Frescura. Así tituló Fernando Herrero su crítica de ‘Los exiliados románticos’. Sí, frescura, naturalidad, fluido de vida, seres que se ofrecen y se derraman sobre la pantalla. En su primera película Trueba todavía observa un cierto respeto a las reglas del desnudo. El cuerpo de la extraordinaria Bárbara Lennie se oculta tras escorzos pudorosos y esas sábanas que el cine clásico siempre estiraba por encima de los pechos. En ‘Los ilusos’ el cuerpo libre de Isabelle Stoffel se ofrece relajado y risueño tras hacer el amor, bañado frontalmente por la cámara y nuestra mirada. ´Los exiliados románticos’ se estanca en un largo, interminable plano final -¡que no acabe nunca!- con la furgoneta ante el lago de Annecy y sus ocupantes tirando la ropa para jugar y retozar en el agua.

*    *    *    *

Resultado de imagen de Jonás Trueba Los Ilusos

Más que contar historias a Jonás le preocupa la creación de un espacio, un espacio habitable al que se invita al espectador. Y allí continúa el encuentro entre vida y cine, un cine de enamorado. La pureza de ‘Los ilusos’ arranca del propio material de que está hecha, unas cajas de celuloide olvidadas de 16 mm., Con ellas la cámara ilusa Arriflex SR1 deja una hermosa fotografía en blanco y negro que cae como una bendición sobre los rostros juveniles, sobre los bares, sobre las calles de Madrid. Y, para pregonar su naturaleza en el montaje se mantienen las claquetas, los sonidos tienen vida propia, hay intertítulos de cine mudo, cierres en iris, parpadeos en negro… y homenajes, muchos homenajes. Calor y complicidad. Así debería ser todo.

*    *    *    *

Y también el primer brote de melancolía. Las cosas van tan rápido que es fácil edificar una memoria de pérdidas en pocos años: las salas de cine huérfanas de espectadores. Las cintas de VHS amorosamente anotadas, convertidas en juguete de sobrinos. Las librerías que agonizan con los libros queridos. Hasta que alguien consigue una furgoneta que arranca con rumbo norte y, en palabras de Carlos F. Heredero, “una intensa sensación de presente que fluye sin plazos y sin horas se instala en unas imágenes transparentes que se dejan atravesar por la luminosidad del verano y por la inmediatez del momento”.

(publicado en La Sombra del ciprés el sábado 3 de octubre de 2015)

Temas


octubre 2015
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031