Caro Diario – Seminci 2018
Hace dos años en Punto de Encuentro resultó ganadora la película Hace dos años en Punto de Encuentro resultó ganadora la película ‘Ne gledaj mi u pijat’ (‘Deja de mirar mi plato’), primer largometraje de la croata Hana Jušić. Recuerdo además el buen nivel de un puñado de cintas de esa añada, después de unos cuantos Punto de Encuentro decepcionantes. Terminaba mi reseña de la película ganadora en este periódico con el deseo de volver a encontrármela. O lo que es casi lo mismo, que accediera a la distribución en pantalla comercial. Deseo frustrado. Para ella, y para las otras que también sobresalieron. Ninguna se estrenó, se esfumaron sin dejar más rastro que el brillo efímero en un par de tardes del festival. Al menos la croata se llevó los euros del premio.
Lo mismo sucedió en 2017, y muy posiblemente se repita en esta edición. Salvo una porción de las que integran la Sección Oficial –la mitad, la tercera parte…- el resto de las películas que compiten desaparecen tras esta semana de oasis. Es cierto que hoy en día el estreno en pantalla grande es una parte, a veces ínfima, de la exhibición completa de una película. Pero sin esta entrada comercial es difícil que se consigan las demás. No se comercializa en DVD, no se dobla ni se subtitula, no recorre los canales de Internet, legales o piratas.
Ante ese panorama estrecho, hay directores que van difundiendo su obra a golpe de festival. Con su película visitan uno, luego otro, arrancan antes o después alguna mención, ganan prestigio para pedir subvenciones, abren puertas de circuitos alternativos: culturales, museísticos, regionales, circuitos que tal vez promuevan alguna edición de su obra. Esos nombres alejados del cine diario los encuentras cuando abres las páginas de una revista especializada que da cuenta del festival de Cannes, o Venecia, o Berlín, nombres que nunca llegan a tus pantallas provincianas, que no existen para la distribución comercial en España. Y cada vez son más, pues los cines flaquean en la taquilla y no arriesgan. Así que cuando llega la Seminci, algunos pretender saciar en una semana el hambre de muchas.
¿Y qué sería de Hana Jušić, de su película?
(‘Deja de mirar mi plato’), primer largometraje de la croata Hana Jušić. Recuerdo además el buen nivel de un puñado de cintas de esa añada, después de unos cuantos Punto de Encuentro decepcionantes. Terminaba mi reseña de la película ganadora en este periódico con el deseo de volver a encontrármela. O lo que es casi lo mismo, que accediera a la distribución en pantalla comercial. Deseo frustrado. Para ella, y para las otras que también sobresalieron. Ninguna se estrenó, se esfumaron sin dejar más rastro que el brillo efímero en un par de tardes del festival. Al menos la croata se llevó los euros del premio.
Lo mismo sucedió en 2017, y muy posiblemente se repita en esta edición. Salvo una porción de las que integran la Sección Oficial –la mitad, la tercera parte…- el resto de las películas que compiten desaparecen tras esta semana de oasis. Es cierto que hoy en día el estreno en pantalla grande es una parte, a veces ínfima, de la exhibición completa de una película. Pero sin esta entrada comercial es difícil que se consigan las demás. No se comercializa en DVD, no se dobla ni se subtitula, no recorre los canales de Internet, legales o piratas.
Ante ese panorama estrecho, hay directores que van difundiendo su obra a golpe de festival. Con su película visitan uno, luego otro, arrancan antes o después alguna mención, ganan prestigio para pedir subvenciones, abren puertas de circuitos alternativos: culturales, museísticos, regionales, circuitos que tal vez promuevan alguna edición de su obra. Esos nombres alejados del cine diario los encuentras cuando abres las páginas de una revista especializada que da cuenta del festival de Cannes, o Venecia, o Berlín, nombres que nunca llegan a tus pantallas provincianas, que no existen para la distribución comercial en España. Y cada vez son más, pues los cines flaquean en la taquilla y no arriesgan. Así que cuando llega la Seminci, algunos pretender saciar en una semana el hambre de muchas.
¿Y qué sería de Hana Jušić, de su películaHace dos años en Punto de Encuentro resultó ganadora la película ‘Ne gledaj mi u pijat’ (‘Deja de mirar mi plato’), primer largometraje de la croata Hana Jušić. Recuerdo además el buen nivel de un puñado de cintas de esa añada, después de unos cuantos Punto de Encuentro decepcionantes. Terminaba mi reseña de la película ganadora en este periódico con el deseo de volver a encontrármela. O lo que es casi lo mismo, que accediera a la distribución en pantalla comercial. Deseo frustrado. Para ella, y para las otras que también sobresalieron. Ninguna se estrenó, se esfumaron sin dejar más rastro que el brillo efímero en un par de tardes del festival. Al menos la croata se llevó los euros del premio.
Lo mismo sucedió en 2017, y muy posiblemente se repita en esta edición. Salvo una porción de las que integran la Sección Oficial –la mitad, la tercera parte…- el resto de las películas que compiten desaparecen tras esta semana de oasis. Es cierto que hoy en día el estreno en pantalla grande es una parte, a veces ínfima, de la exhibición completa de una película. Pero sin esta entrada comercial es difícil que se consigan las demás. No se comercializa en DVD, no se dobla ni se subtitula, no recorre los canales de Internet, legales o piratas.
Ante ese panorama estrecho, hay directores que van difundiendo su obra a golpe de festival. Con su película visitan uno, luego otro, arrancan antes o después alguna mención, ganan prestigio para pedir subvenciones, abren puertas de circuitos alternativos: culturales, museísticos, regionales, circuitos que tal vez promuevan alguna edición de su obra. Esos nombres alejados del cine diario los encuentras cuando abres las páginas de una revista especializada que da cuenta del festival de Cannes, o Venecia, o Berlín, nombres que nunca llegan a tus pantallas provincianas, que no existen para la distribución comercial en España. Y cada vez son más, pues los cines flaquean en la taquilla y no arriesgan. Así que cuando llega la Seminci, algunos pretender saciar en una semana el hambre de muchas.
¿Y qué sería de Hana Jušić, de su ‘Ne gledaj mi u pijat’?