Cinhomo
Finales de los 80, Inglaterra bajo el thatcherismo. Estética de casas de ladrillo rojo, industria humeante, aceras sucias. Poco glamour. Georgia Oakley, directora de ´Blue Jean’, pone el foco en la ley con la que el gobierno de Margaret Thatcher pretendió apartar la homosexualidad de la educación y de las buenas costumbres. La película se centra en Jean, una muchacha divorciada, profesora de educación física en un colegio femenino, que vive una relación lésbica con pasión y satisfacción renovada. Los problemas no tardan en llegar, o dicho de otro modo, Jean tiene que disfrazar su amor y ocultarse ante su familia, ante sus alumnas, ante cualquier ojo vigilante de esa sociedad ganada por el pensamiento conservador. Tanta prevención y cuidado acaban por resquebrajar el afecto, por dejar agujeros en las risas del sofá y en suscitar recelos. Jean es una joven dubitativa, “un ciervo deslumbrado por los faros de un coche”, dice de ella su hermana. Su rostro se llena de lágrimas con frecuencia, tal vez excesiva. Un rostro que presta con hondura la joven actriz Rosy McEwen, en la que se adivinan genes faciales de David Bowie y Jean Seberg. Un rostro que se redime y amplifica cuando en un cumpleaños familiar proclama su lesbianismo encendiendo la mirada y abrillantando los pómulos. De ese magnetismo, y de la sabia mirada hacia un pasado cercano, vive esta notable película.
Y Portugal. Los cineastas portugueses parecen estar muy cómodos en las salas de los cines Casablanca, donde todavía flota el perfume del reciente ciclo de Paulo Rocha, o el estreno del primer Pedro Costa. A Cinhomo arriba otro de sus nombres secretos –todos lo son-, João Pedro Rodrigues, con ‘Fogo Fatuo’. No caben en estas breves líneas el atrevimiento, la audacia o el descaro condensados en solo 67 minutos de proyección. Una cronología caprichosa que arranca en 2069 con la agonía del último rey luso y pega saltos adelante y atrás mezclando la actualidad descarnada de los incendios forestales con el cuerpo de bomberos convertido en un cuadro de baile. Músicas de ‘La flauta mágica’ para acompañar los entrenamientos de los bomberos, fados frente a la cámara, canciones populares. Representación sobre representación en las emulaciones pictóricas que reconstruyen obras de Caravaggio o Velázquez. En fin, un repertorio insólito al que tal vez no le convenga una fotografía más bien chata y colorista. Pero Portugal, y los sirvientes coloniales, y el descaro genital, y la ironía continua, y el rey Sebastián…
(publicado en El Norte de Castilla el 24 de marzo de 2023)