Vuelve desde mi memoria profunda el homenaje a Agapito Marazuela en marzo de 1977 en Madrid. Por entonces daba yo mis primeras clases en Cuéllar, y desde Segovia llegaba el oleaje del reconocimiento público al eminente folklorista, dulzainero, guitarrista. Pero el homenaje se prohibió entre los temblores de la Transición, y Joaquín Sabina, Ana Belén, Aute, y tantos otros, se quedaron sin dar el abrazo público a Agapito, que contaba ya 86 años.
Y vuelven estos recuerdos, y llegan emociones nuevas desde el documental ‘Agapito Marazuela, la estrella partida’, que acaba de presentar Lidia Martín Merino en el LAVA. Con las pocas imágenes del músico que se conservan, y sus registros sonoros, la directora, segoviana de Hontalbilla, rehace su biografía y su trayectoria, apoyándose en testimonios de personas que le conocieron. Un esquema clásico de documental que se agotaría en su transmisión informativa si no fuese por el milagro de la música, la música popular y anónima que a todos pertenece. Como apunta certeramente Joaquín Díaz, Agapito Marazuela fue el eslabón necesario para que ese tesoro cultural no se perdiese.
Wim Wenders hizo un recorrido por la cultura del blues en ‘The soul of a man’, comparando las versiones de músicos actuales con las que se conservaban de los cantantes pioneros. Un cruce, y un contraste, entre refinamiento y verdad. Lidia Martín Merino hace algo parecido desde la modestia de sus materiales. La voz de Agapito Marazuela es continuada por la de intérpretes como Julia León o Ismael Peña. El momento sublime llega cuando se oye a Agapito cantar a pelo ‘La cigüeña’, brincando cual pájaro por sus estrofas: “Cómo la picotea/ cómo revolotea/ cómo le tiende el ala/ sobre la arena”, y la continuación en la voz actual de Eliseo Parra, “pica en el verde/ pica en la arena/ pica en los picos/ de mi morena”. Hay una raíz profunda en Agapito que la enorme altura musical de Eliseo Parra no logra capturar. Es el misterio del folklore, de las vivencias colectivas que desaparecen y tienen difícil sustituto. “Yo quería imitar a Paul McCartney y acabé imitando a Agapito Marazuela”, declara Eliseo Parra. Sabia elección.
(publicado en el suplemento de Seminci de El Norte de Castilla el 22 de octubre de 2019)